Repensar la investigación literaria en tiempos de crisis

48 la evocación de la ausencia o de lo no explicado. Dichas enunciaciones son parte de las aristas omitidas por los discursos oficiales, a lo que se les atañe un mecanismo de recuperabilidad y denuncia, generando un posterior quiebre de las voces. Establecer la lectura de un texto narrativo en vínculo con la imagen fotográfica supone constituir una compleja cadena de signos que deben descifrarse a partir de la información que entregan. Algunos de los trazos presentes en el relato se encontrarán como señales móviles, piezas que se inscribirán en él para ser concatenadas hasta armar el puzle. A la luz de este ejercicio, el texto y su trama se ofrecen a su desgajo, a fin de reunir/leer los restos, la distorsión, la fragmentación y el cuerpo como recursos que permiten entrar en el universo de la violencia política. La presencia del resto en las narraciones seleccionadas es señal recursiva para que el lector se inserte en su discurso, puesto que estos espacios suponen una lectura profunda en donde potencialmente se puede descubrir su fundamento en tanto las obras tratan de “imaginar cómo profundizar en las brechas, pliegues y dobleces de la representación para darle intensidad crítica a lo semiformulado, a lo residual e incompleto. . . desde la dramaticidad de la huella, del resto y de la pérdida” (172). Es este aspecto residual loque permite su lectura, la consideración del fenómeno en razón de los retazos, restaurando la fuerza de un discurso silente, a la vez que se convierte en un duelo abierto, reinscrito en la vitalidad de la diégesis. La especificidad de la intervención del resto en este espacio de análisis se abre a partir de las fructuosas referencias que aporta desde la narrativa en vínculo con la imagen fotográfica, en tanto el gesto fundamental consiste en sentar una necesidad diferente al único acto de narrar, puesto que su propia genealogía la inscribe en la revelación de lo no contado, generando una pluralidad de voces narrativas, las cuales son posteriormente interpretadas por quienes las leen. Tales modalidades implican una vivencia y conocimiento de la historia, así como una profunda visión de los fenómenos sociales, sus articulaciones y posibles des-articulaciones, siendo así que “los textos de la memoria van rastreando las difusas señales de relatos entrecortados

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