La convivencia escolar desde el discurso de sus actores

inevitables, pero la gran mayoría se pueden administrar y resolver.” (Toro. J, 2014) Como un tipo de conficto, el acoso escolar, objeto de esta indagación está cargado de intencionalidad dañina hacia algún o algunos integrantes de la comunidad escolar, ya que es una manifestación de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno o alumna contra otro, al que escoge como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa la víctima en una posición de la que difícilmente puede escapar por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones provoca en ella efectos claramente negativos: ansiedad, descenso de la autoestima, y cuadros depresivos, que difcultan su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes.” (Olweus, 1983) Es una agresión entre pares, existiendo una víctima y un agresor, aunque en la mayoría de los casos existen terceros involucrados. Son sostenidas y recurrentes en el tiempo, casi invisibles para los adultos. Se expresan de forma directa (violencia física) o indirecta (rechazo social, sobrenombres y burlas), no siendo excluyente una forma de la otra. No tienen una edad de inicio y se pueden manifestar en cualquier etapa escolar, desde preescolar hasta la universidad e incluso presentarse en el mundo del trabajo. No obstante, la mayoría de las investigaciones muestran un incremento de estas expresiones en los últimos años. A partir de lo expuesto, este estudio buscó conocer los signifcados que otorgaban estudiantes de un séptimo básico de un colegio particular de nivel socioeconómico medio alto al acoso escolar Entre los antecedentes que apoyaron su sustentación, se pueden mencionar los trabajos realizados por Dan Olweus (1973) que investigó sobre el fenómeno, motivado por el 147

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