Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España

184 Carlos Contreras Painemal Quiroga, pues estos como traidores y principales motores de los alborotos no habían sido perdonados en los parlamentos que se habían hecho desde que tornaron las armas y salieron con ellos a campaña estando todos gozando de la paz, y que ninguno pudiese impedir su prisión, ni ocultarlos ni favorecer- los en sus casas ni en sus tierras. Que habiendo oido todo Su Señoría, dijo que se admitía las disculpas de los dichos caciques de Maquegua teniendo atención a lo que los demás le representaban y que se reduje- sen a la paz y obediencia de Su Magestad, en cuyo real nombre y usando de la real benignidad con que se sirve de mandar sean tratados sus vasallos, les perdonaba todos los delitos co- metidos y causados en los alborotos pasados y que aunque el ejército había salido de campaña con tanto número de gente como tenían presente se contentaba con que conociesen los amigos y leales que había para poder defenderles, y que las armas estaban dispuestas para ello en todas ocasiones y los enemigos que pretendiesen serlo y salirse de la obediencia y lealtad para castigarlos y aniquilarlos, sacándolos de sus tie- rras o dándoles el justo castigo que mereciesen, que ahora se les remitía por mera clemencia de Su Magestad y por ver la humildad y arrepentimiento con que venían pidiendo perdón de sus yerros, y que si en lo de adelante no procediesen como tenían ofrecido que lo experimentarían muy a costa de su quietud. Y que en cuanto a los padres misioneros que pedían, que luego se dispondría pasasen a Maquegua dos religiosos

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