Los tratados entre la Nación Mapuche y la Corona de España

100 Carlos Contreras Painemal del cacique Aliante, reventó un volcán y comenzó á arder, con tanta fuerza que arrojaba de dentro peñascos, y grandes mon- tes encendidos, con tan formidable estruendo, que del espanto y pavor afirman malparieron todas las mujeres que en todo aquel contorno había preñadas. Viéronse en este tiempo en el aire formados dos ejérci- tos y escuadrones de gente armada, puestos en campo y orden de pelea, el uno á la banda de nuestras tierras, donde sobre- salía y se señalaba un valiente Capitán en un caballo blanco, armado con todas armas y con espada ancha en la mano des- envainada, mostrando tanto valor y gallardía, que daba alien- tos y ánimo á todo su ejército, y le quitaba al campo contrario; el cual se vio plantado á la parte de las tierras del enemigo, y acometiéndole el nuestro, le dejó desbaratado en todos los en- cuentros que tuvieron. Representación que les duró por tiem- po de tres meses, para que hubiese menos que dudar, particu- larmente en los leídos y noticiosos de las historias romanas y del segundo libro de los Macabeos, donde se ven casos y prodigios semejantes, y que así se hiciese más persuasible lo que afirman testigos de tanta calidad como son, entre otros, D. Pedro de Sotomayor, Doña Catalina de Santander y Espi- nosa, y Doña Mariana de Sotomayor, españoles cautivos que entonces lo eran del enemigo. Todos los cuales y los demás, así cautivos como natura- les de aquella tierra, añaden que fue en tanta cantidad la pie- dra que arrojó el volcán, y tan encendida y tanta la multitud de ceniza ardiendo, que cayó en el río de Alipen , que ardían

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