Los Tratados celebrados entre la República de Chile y la Sociedad Mapuche

46 Carlos Contreras Painemal Había en la baja frontera un valiente capitán, natural del pueblo de Arauco, llamado don Luís Ríos, que había sido jefe de la escolta del general Freire, i que por año de 25 era comandante de armas de aquella parte del territorio fronterizo. Cansado de las depredaciones de los bárbaros, se propuso un día celebrar bajo su propia responsabilidad cierto Parlamento, al que convidó mas de cien caciques i mocetones, i entre aquellos uno tan anciano que se hallaba ya completamente ciego. Comenzaba la fiesta, los indios se embriagaron, como de costumbre, i cuando ya estaban postrados por el suelo. Ríos mando a sus cazadores que sacasen los sables i los degollasen a todos. Solo el cacique ciego escapó con la vida. Aquel fue un gran crimen, si bien estaba más que autorizado por las atrocidades sin nombre de Benavides i sus auxiliares, que mataban en masa a nuestros soldados i nuestras guarniciones. Pero desde ese día el indio feroz dobló la cerviz, i no la ha vuelto a levantar otra vez… (Mackenna, 1868, p. 13) Más adelante, Vicuña Mackenna agregaría que había recibido del propio coronel don Manuel Zañartu una carta en la que le relata lo sucedido con los mapuche, posterior a estos sangrientos hechos: Me escribía una estensa i notable carta en que, tocando por incidencia la cuestión de los indios i el espantoso castigo del capitán Ríos, me decía estas palabras “Desde ese día terrible los indios de la costa

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