Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021

99 E l c u e r p o c o m o t e n s o r e n t r e e l a r t e y l a p r o d u c c i ó n d e s a b e r * natalia calderón descubrimiento colectivo. Este tejido se fue anudando entre saberes so- ciales, antropológicos, corporales, territoriales y por supuesto artísticos. Digo esto, en primera instancia, para recordar que el aprendizaje es ne- cesariamente corporal y emocional. No podemos olvidarlo, abstraerlo del mundo de lo discursivo ni omitir lo matérico y lo corporal. Pero, por otro lado, si bien es cierto que no estamos acostumbradas a reconocer y nombrar los saberes artísticos, también es verdad que cuando nos lo preguntan, no podemos negarlos: hay cosas que saben nuestros cuerpos y nuestro sentir más allá de lo racional, lo verídico y lo comprobable. Hay cosas que desde la intuición vamos reconociendo que sabemos. Aho- ra más que nunca, lo racional no puede separarse de lo emocional. Y a partir de que vinculamos este pensamiento cartesiano y dicotómico, abrimos la palestra de lo que podemos conocer mucho más allá de la mente, de la representación y de la interpretación. Cuando recuperamos los saberes artísticos para ponerlos en relación con la investigación no pretendemos abarcar la esfera del mainstream : las grandes galerías, los importantes anfiteatros o las grandes vitrinas del Arte –con mayúscula–, en realidad nos referimos a lo que ya hace- mos. A ese canto que nos habita, a ese movimiento que nos atraviesa, a esa visualidad que nos ilumina. ¿De qué manera estos saberes artísticos pueden nutrir una investigación social, humanística o incluso científica? Tal vez deberíamos preguntárnoslo al revés: ¿cómo y por qué dejamos que se nos arrebatará una percepción artística en la práctica investigati- va?, ¿cómo podemos recuperarla, hacerla propia y comunicarla como un valor agregado a las investigaciones académicas? Desmontar estereotipos en tiempos pandémicos Actualmente tenemos en cuenta que los saberes no están seccionados o parcelados como, en algún momento, las percepciones del positivis- mo científico nos empujaron a asumir. Y si creemos que solo a través de compartir las distintas perspectivas del mundo, es que podemos asomarnos a construir nuevas realidades, es por eso que proponemos estar muy atentas a nuestros sentires y emociones durante el proce- so investigativo. Admitirlos ya será un primer paso hacia aprendizajes afectivos. Reconocer nuestro cuerpo presente, pulsante y sintiente en las investigaciones que hacemos es primordial en un camino hacia otra academia, una más gozosa, más empática y más cuidadosa.

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