Tránsitos y trans-formaciones: Foro de las Artes 2021

45 nista, sino también de hacer callar, silenciar la lengua con la humilla- ción corporal. De modo que la insurrección de las lenguas se configura entonces por medio de máquinas de guerra capaces de transformar lo innombrable, lo informe y lo ignoto o bien sucumbir al llamado al orden impuesto por un ídolo enunciativo preclaro. Escribanos, escribientes y escritores surgen en pléyade cada vez que hay que desarrollar la crónica de una ciudad transformada. Hay quienes to- davía piensan que existe una relación entre letra y ciudad, pues la nueva ciudad letrada bajo el hashtag: #renunciapiñera, estaría quizá más cerca de lo que Ángel Rama imaginaba –no sin poca candidez– como una ciu- dad revolucionaria; esto es, aquella en que la letra se habría reordenado según la disfuncional relación entre lo popular y lo intelectual, hacien- do del mismo uso de la letra un lugar dilemático en que la revolución se alcanzaría gracias al buen uso del discurso pero al mismo tiempo se perdería, paradójicamente, por ese mismo buen uso predominante en las clases intelectuales. Con todo, las constelaciones de grafías que han predominado son quizá mucho más informes y por ello subversivas: “fuego a los pacos, fuego a la yuta”, “libertad a lxs presxs de la revuelta”. La primera sesión de la Convención Constitucional se pronunció bajo el cénit del cuadro de Subercaseaux, “Descubrimiento de Chile por Alma- gro” (1913), cuya monumental presencia no fue suficiente para impedir ese instante histórico en que otras lenguas se impusieron, a pesar de todo, sobre la imagen del patrimonio colonial. En objeto de disputas ontológicas se transformó el habla mapuzungún, las detractoras a Elisa Loncón la conminaron a hablar la lengua oficial del país, mientras sus aliados abrazaban una lengua que, también sin entender, les investía de insubordinación al fascio. El tiempo récord de quince horas tampoco fue una alocución comprensiva para una Acusación Constitucional, fue el estado performático del intérprete que en su propia huelga lingüís- tica hacía gala de sacrificio y convicción política improductiva. El foro se convierte así en el espacio de lo impensado, de lo inesperado, de las tácticas improductivas que habitualmente ocurren en el arte pero que ahora, lejos de sus tempestuosas escenografías, se desplazan al tinglado parlamentario apropiándose de un gesto paródico de la creación artís- tica. Este desobramiento es lo que, según el minucioso decir de Giorgio Agamben, permite dejar en suspenso las obras del derecho, la economía, la biología, etc., y por lo tanto activar, modificar y transformar los usos que se hacen de esas obras. En cierta medida esto transforma el arte en * Cristián gómez-moya m a l d e c i r y t r a n s f o r m a r

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