Migraciones transnacionales: inclusiones diferenciales y posibilidades de reconocimiento

226 – migraciones transnacionales ción residente en el país es extranjera, de la cual un 67% corresponde a migración reciente (llegada en el periodo 2010-2017) y un 8,4% es de origen haitiano (Ins- tituto Nacional de Estadísticas, 2018). La población inmigrante que ha llegado a Chile en la última década se encuentra con un escenario laboral que sigue al- gunas pautas regionales, pero también tiene sus propias particularidades norma- tivas y de facto. El tipo de empleo que más se ha extendido, según la Nueva En- cuesta de Empleo (nene), sería el que posee una Inserción Laboral Baja, “donde se concentra la informalidad, desprotección e inestabilidad laboral” (Fundación Sol, 2011, p.2). Existe un marco de modalidades contractuales precarizantes (De la Garza, 2000) cuya forma más clara es la flexibilización laboral, que en Chile es permitida tras la reforma laboral de 1979 que amplía el rango de acción empresa- rial en beneficio de la esfera macroeconómica. Ha existido un aumento sostenido en la ocupación desde el año 2010, pero al 2015 se puede señalar que “el 72,6% de esta variación corresponde a empleos con alta probabilidad de ser precarios y desprotegidos” (Fundación Sol, 2015, p.6). En el trimestre junio-agosto 2015, casi el 40% de la población laboralmente ocupada no se encontraba asociada a ninguna legislación laboral (ni Código del Trabajo ni Estatuto Administrativo del Sector Público) (Fundación Sol, 2015), por lo que no poseían protección legal ni derecho a asociación colectiva. En lí- nea con esto se encuentra la inserción laboral endeble, que durante el trimestre junio-agosto 2016 correspondió al 49,03% del total de ocupados (3.956.972 per- sonas) (Fundación Sol, 2016). Ante ello, es importante tener en cuenta que la tasa de ocupación de la población inmigrante aumentó de un 62,3% en 2009 a un 71,9% en 2013, superando ampliamente –casi en 20 puntos porcentuales– a la población nacida en Chile, cuya tasa de ocupación al 2013 era de un 52,8% (Ministerio de Desarrollo Social, 2014). Esta investigación se realizó en un momento en que la población inmigrante en Chile se encontraba entrampada en el clásico círculo vicioso visa-contrato, en que un elemento era prerrequisito para obtener el otro 3 3, lo cual dificultaba la obtención de un trabajo formal y, por ende, la regularización migratoria. La difi- cultad de acceso al empleo y desprotección laboral han llevado a que los nichos laborales que son menospreciados por la población nacional “sean, hoy en día y 3 Al momento de la investigación, la visa “sujeta a contrato” exigía permanecer dos años con el mismo empleador, quien debía cubrir los gastos de regreso al país de destino al término de la relación laboral. El año 2015 el Departamento de Extranjería y Migraciones crea la visa “temporal por motivos laborales”, cuya principal diferencia es que no exige permanecer tanto tiempo con el mismo empleador ni incluye la cláusula de viaje. Ambas, sin embargo, requerían la firma de contrato. Esta última fue eliminada por el segundo gobierno del Presidente S. Piñera.

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