Modelo educativo de la Universidad de Chile - 2021

26 Finalmente, la tercera dimensión se refiere a la manera en que el principio de igualdad de género y no discriminación afecta al sentido y la proyección de la formación universitaria, en tanto formación de personas y profesionales. Al incorporar la perspectiva de género y no discriminación en el diseño curricular y en los campos disciplinares que abordan las carreras, esta permite orientar los perfiles de egreso, a la vez que contribuye a modificar los sesgos androcéntricos de las profesiones. Por otra parte, el conjunto de aprendizajes logrados en los diversos planos de la vida institucional desde esta perspectiva, potencia a las y los estudiantes como agentes críticos del sexismo, lo que a futuro podría llegar a impactar en el desarrollo histórico de las profesiones y sus campos de acción a nivel país. Como señala Buquet (2011), incorporar la igualdad de género y no discriminación entre los principios que orientan los procesos formativos en la educación superior: “Enriquece los procesos epistemológicos y otorga nuevas herramientas conceptuales y prácticas para la comprensión de diversas problemáticas sociales que se originan en la desigualdad entre hombres y mujeres (…) aporta a la formación de las y los jóvenes universitarios elementos para la deconstrucción de las diversas formas de discriminación imperantes en nuestras sociedades y les transmite valores de equidad y respeto a las diferencias” (p. 214). La intencionalidad educativa se orienta así a formar personas, graduados, graduadas y profesionales, en todos los campos disciplinares, que contribuyan a transformar las injusticias de la estructura social de la que forman parte. Entonces, si la educación ha sido un lugar de reproducción de los privilegios de las sociedades y del sistema de normas que jerarquiza lo masculino y lo femenino, puede por consecuencia, a la inversa, devenir en una de las principales palancas para su transformación.

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