Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I

– 110 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier Lo primero que debe tenerse en cuenta es que la sabiduría paremiológica, o si se quiere, la cultura oral, resulta sumamente ardua de delimitar para una época, ya que su misma condición de tradicionalidad le permite atravesar numerosas fronteras mientras dura este tipo de cultura, que declinó con la cultura letrada moderna, y sobre todo con la televisión, pero que curiosamente está volviendo a tomar nuevas formas en los mecanismos de internet, donde la transmisión en variantes anónimas y la multiplicación de motivos y temas halla una especie de metamorfosis que ahora no voy a considerar. Es conocida la valoración general que se hace en el Renacimiento y Barroco de estos “evangelios pequeños”, según comentaAndrenio en el Criticón de Gracián (los refranes, “hoy tan recibidos que los llaman Evangelios pequeños”) 4 . Quevedo se burlará de esta valoración de los refranes, que junta a otros bordoncillos y muletillas del lenguaje, para desecharlos en sus sátiras lingüísticas. Así, en la Premática que este año de 1600 se ordenó dispone “que pase adelante la república sin tropezar ni usar de bordoncillos inútiles [...] con que algunos tienen la buena prosa corrompida y enfadado el mundo”, y los prohíbe rigurosamente: “se quitan todos los refranes, y se manda que ni en secreto ni en palabra se aleguen por gran necesidad que haya de alegarse” (148), para proceder luego a ofrecer una lista de los vedados. En el Sueño de la Muerte y el Entremés de los refranes del viejo celoso son las personificaciones chuscas de expresiones populares las satirizadas. En el Cuento de cuentos , por fin, “se leen juntas las vulgaridades rústicas que aún duran en nuestra habla barridas de la conversación [...] he sacado a la verguenza todo el asco de nuestra conversación, que si no tuviere donaire ni mereciere alabanza, no carece de estimación el trabajo en recoger tan extraños desatinos” ( Prosa festiva : 393). A diferencia de Quevedo, muchos más o menos contemporáneos suyos los aprecian sinceramente: Los humanistas preparan colecciones tan famosas como los Adagia de Erasmo (1500) que circulan ampliamente por toda Europa, Valdés los utiliza a menudo en el Diálogo de la lengua . Mosén Pedro de Vallés, en su Libro de refranes compilado por el orden del ABC , hacia la mitad del XVI, recopila más de cuatro mil. Sebastián de Horozco ( Refranes glosados , hacia 1550), Hernán Núñez ( Refranes o proverbios en romance , publicado póstumamente en 1555), o Mal Lara ( Filosofía vulgar , 1568), Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611), y sobre todo Gonzalo Correas en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales (escrito antes de 1630), donde cosecha unas 25000 fórmulas, muestran bien la importancia que se les concede (Arellano 1997: 15) 5 . 4 Criticón , III, crisi 6. En el Barroco se solapan la consideración positiva y la negativa. Ver Ynduráin 1955. 5 Ver también, por ejemplo, Hayes 1937.

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