Hacia una socioecología del bosque nativo en Chile

18 – hacia una socioecología del bosque nativo en Chile y de los afectos, a la búsqueda de fórmulas de convivencia que garanticen la existencia de las múltiples expresiones de vida con las necesidades de cada una de ellas en particular. Las y los escritores que suscriben la Carta por la Justicia y el Debate Abierto concluyen señalando que “si no defendemos la cosa misma de lo que nuestro trabajo depende no podríamos esperar que el Estado o el pú- blico lo defendiera por nosotros” ( A Letter on Justice and Open Debate 2020; traducción personal) . Y tal defensa no es otra que la exposición, el argumento y la persuasión, no por la vía del silencio ni de la exclusión, resistiéndose a acep- tar falsas disyuntivas donde, en realidad, los términos aparentemente opuestos son mutuamente dependientes, por ejemplo, justicia versus libertad. La llamada cancelación se neutraliza a través del cultivo de la experimentación y del arries- garse y, también, la aceptación del error como parte del proceso. Llevado a un lenguaje arbóreo, este argumento invita a abandonar dicotomías como uso ver- sus conservación y a reconocer que la afirmación creativa de la diversidad pue- de más, en términos de continuidad de la vida, que la negación de las muchas especies en pro de la que se proclama dominante y que adopta la forma de un monocultivo. Extrapolemos por última vez. Los árboles son despliegues de semillas que, como los afectos y las ideas, suelen tomar cursos inusitados en la experimenta- ción que hacen del mundo, al modo como las diversas colectividades humanas hacen lo suyo. Lo que posibilita la vida de ambos no es la supremacía de uno o de otro, sino la relación que establecen y a través de la cual se demuestran las posibi- lidades del simultáneo florecimiento de humanos, árboles y demás especies que concurren a las formaciones boscosas. Dado que uso y conservación son mutua- mente dependientes y no necesariamente contradictorios no cabe la posibilidad lógica de separarlos. El desafío, en este sentido, es dar cuenta del metabolismo social que hace posible la regeneración (Toledo 2013). Nuestro libro avanza, pues, hacia los “usos sustentables” del bosque, enten- diendo que la sustentabilidad no es la del bosque ni la de las comunidades, sino que más bien de la relación entre ellos. El tema es el del mestizaje, la hibridación entre prácticas humanas y los ejercicios arbóreos y sus consecuencias para la con- tinuidad de una habitación socioecológica. ¿Hasta qué punto nos acompaña en este derrotero Elinor Ostrom (1990) y a partir de qué momento es necesario buscar nuevas compañías? ¿Por qué Elinor Ostrom? Tras el colapso de la fisura producida por el pensa- miento moderno entre la construcción de la naturaleza en oposición a lo huma- no, se abre un vasto horizonte de posibilidades para articular las distintas cons- telaciones vivientes de las que participan millones de especies, humana incluida.

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