Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas

70 – Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas De acuerdo a Serrano, el poder de la comunicación pública recae meramente en intereses creados de quienes tienen el poder de dictaminar qué contenidos se desean incluir o excluir, hecho que conlleva a representaciones sociales que muchas veces estigmatizan y crean estereotipos frente a determinados hechos. El autor señala: La comunicación pública provee a los miembros de la comunidad de relatos (orales, escritos, mediante imágenes) en los que se les propone una interpretación del entorno (material, social, ideal) y de lo que en él acontece. Tales narraciones ponen en relación los sucesos que ocurren con los fines y con las creencias en cuya preservación están interesados determinados grupos sociales. Por eso sugieren re- presentaciones del mundo o se vinculan a ellas […]. Desde la perspectiva de su po- sible influencia cognitiva, la comunicación pública es una de las actividades encul- turizadoras que intervienen en la socialización de las gentes (Serrano, 1994, pp. 36). Como consecuencia al tratamiento que los medios de comunicación realizan hacia los territorios marginales, existen dos elementos a analizar. El primero será cómo los “otros” (quienes no habiten el territorio de La Legua) reciban e interpreten la información y el segundo elemento será cómo los mismos habitantes se reconocen e identifican (forman su identidad) a través de este imaginario social creado por los medios de comunicación. Además, será imperante analizar el impacto mediático que tienen los discursos de los medios y su capacidad para construir la identidad de un sector marginal. Mediando en el espacio fronterizo En la construcción de la realidad y sus imaginarios en el marco de la vida cotidia- na, los medios de comunicación juegan un papel fundamental al constituirse como dispositivos a través de los cuales una serie de repertorios discursivos se disputan el campo de influencia hegemónica que es posible levantar a partir de la circulación de relatos mediatizados. Cuando se trata de vidas cotidianas en emergencia —enten- diéndolas en la paradoja que su cotidiano ha sido suspendido y deben construirse en uno “nuevo”, fronterizo—, los medios promueven categorías, distinciones, formas de intervención sobre esas vidas en determinados territorios. Esa promoción supone imágenes relacionadas con violencia, victimización, exclusión. Se construye un “otro” fuera del orden dominante con el fin que sea someti- do a la normalización que se espera de la cuestión social y en cuyo contexto que la “cuestión comunitaria” adquiere una dimensión subalterna, limitada, reducida en el itinerario informativo de la industria cultural mediática, predominando el discurso oficial del Estado, la academia, los “expertos” que hablan de la comunidad en emer- gencia desde las políticas públicas y el papel meritocrático del sujeto en el contexto de la construcción del orden “desde arriba”.

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