Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas

Imágenesdelterritorioysushabitantes:reflexionesapropósitodelplan“IniciativaLegua”– 17 Imágenes del territorio y sus habitantes: reflexiones a propósito del plan “Iniciativa Legua” Svenska Arensburg; César Castillo; Sergio Gómez; Antonio Murillo; Alicia Olivari; Francisco Prado; María José Reyes & Centro de interpretación FiSura. Introducción Habría que partir diciendo que si podemos distinguir de la vida cotidiana algo así como unas “ vidas cotidianas en emergencias ”, éstas nos ubicarán inmediatamente en el espectro que muestra los modos en que algunas formas de vida se han visto atra- vesadas por relaciones de poder y formas específicas de resistencia. Dichas líneas de fuerza las referimos a las significaciones otorgadas a ciertos territorios y sus habitan- tes, marcados por el signo del “ peligro, la marginación, el abandono o el descuido” , y también por aquellas significaciones construidas sobre esas experiencias cotidianas: las de una cotidianidad extra-cotidiana, representaciones de otros saturadas de in- seguridades e imprevistos, objeto de ciertos deseos que buscan moldearlas, reconfi- gurarlas. Por su parte, en el registro de las resistencias, asumimos considerar la vida co- tidiana como esa experiencia de la inmediatez, de la obviedad, pero tratándose de emergencias, los procesos de subjetivación se mueven en la incertidumbre abiertos a la contingencia de las prácticas. La vida cotidiana es espacio de reproducción del or- den social y por tanto permite la constitución de identidades, la socialización, la po- lítica, pero también es el espacio de la disrupción de la estructura, por ende espacio fértil para el movimiento instituyente o al menos, para la producción de prácticas de no-reproducción, o bien del ejercicio de lo político (Reyes, 2014; Mouffe, 1999). Es por ello que cuando pensamos en territorios y habitantes que han sido signados como márgenes y tomados como objeto por el Estado, características que enmar- can nuestro concepto de “vidas cotidianas en emergencia”, es necesario preguntarse: ¿Cómo esa acción dirigida adquiere un lugar en la cotidianidad del espacio social que trata de modificar? ¿Cómo esos mandatos que apuntan hacia la transformación de un espacio social se introducen en los entramados de lo cotidiano de un lugar y desde qué herramientas discursivas y prácticas se legitiman para sus habitantes? Nuestro trabajo de investigación lo dibujamos imaginando, junto a De Certeau (1996), dos planos de acción que al mismo tiempo se han traducido en dos etapas de investigación: el plano estratégico y el plano táctico. Esta distinción nos permitió organizar nuestra relación con el campo, a partir de la hipótesis que el plano estraté-

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