Dossier N°7 del programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos de la Universidad de Chile: COVID-19, feminismo decolonial y revueltas populares

revuelta social del 18 de octubre, así como los miles de profesionales jóvenes que conforman una población educada, empobrecida y cesante que se rebeló al status quo. La autocrítica que se propone en este dossier, es para pensar si es posible retomar la relación directa con las poblaciones subalternas, que en plenos procesos de agenciamiento, resisten, luchan y se organizan para enfrentar la crisis planetaria que ha dejado a masas populares en condiciones de marginación, y que ha evidenciado que el desarrollo nunca llegó a sectores populares, que no se resolvió la violencia contra las mujeres, que la educación se convirtió en lucro, que la tierra se privatizó dejando sin agua a pueblos enteros, con un extractivismo racista que responde con guerra a los pueblos ancestrales. La psicología comunitaria necesita- si desea seguir estando vigente y aportando al debate social- dialogar y sobre todo aprender de las comunidades que autónomamente se han organizado sin los profesionales de las ciencias sociales como interventores. Necesita escuchar a las mujeres dialogar sobre cómo creamos conocimiento con el cuerpo y desde nuestras historias de resistencia. Y sobre todo requiere de un reconocimiento de sus prácticas coloniales, patriarcales y capitalistas para despojarse de estos paradigmas, y entonces re-crear modos de involucrarse en las luchas populares, saberes ancestrales, resistencias territoriales y revueltas sociales. El Primer texto de Armando Campos, nos invita a reflexionar críticamente sobre el rol que cumple hoy la praxis comunitaria en el contexto actual de covid 19, viéndolo desde la perspectiva de la gestión de desastres, que ha considerado -hasta ahora- sólo catástrofes naturales. Revisando algunos documentos oficiales de instituciones vinculadas a la salud que hacen propuestas de trabajo e investigación en contexto de pandemia, y mirando críticamente conceptos fundamentales de la praxis comunitaria, va ofreciendo algunas ideas para salirse de concepciones más clásicas de las ciencias sociales y de la psicología comunitaria, que no resultan atingentes ni aportan al estado actual de la pandemia que atravesamos. En el segundo texto, Cristina Valenzuela aboga por una concepción epistemológica de salud decolonial, en contraposición y crítica a la perspectiva de salud hegemónica propia de un sistema neoliberal que genera un capitalismo académico y que no considera a otros grupos humanos como son las mujeres, las disidencias sexuales, las niñas, las migrantes, entre otras. Una salud que comparta saberes, desde un feminismo decolonial en un mundo donde quepan todos los mundos, es parte de la propuesta para abordar la crisis del covid 19. Al interior del tercer texto, Rosa Montalvo – desde la mirada decolonial feminista- nos cuenta cómo sus reflexiones provienen de sus propias experiencias donde el racismo la impactó. También nos señala que para dialogar con su propia historia necesita “voltear la mirada al pasado y hacia dentro”. Su texto es un interesante aporte para la reflexión sobre el feminismo y la relación de este con el movimiento de mujeres migrantes, indígenas y racializadas, que nos enfrentan a experiencias de colonización incluso dentro de los mismos movimientos sociales y feministas. O sea, ella nos interpela a propiciar diálogos entre los diferentes feminismos y experiencias de mujeres, para mirar la colonialidad que vivimos dentro de los movimientos que luchan. 8

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