¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

SEGUNDA PARTE 247 E S C U E L A E - 1 3 8 E M I L I A R O M A G N A T R A I G U É N Los niños se muestran bastante participativos dentro del aula: consultan y responden espontáneamente a las preguntas de los profesores. Con frecuencia, se fomenta que aquellos con mejor rendimiento ayuden a los compañeros que tienen alguna dificultad, y sólo en los casos en los que no se alcanza un consenso se llama al profesor. Variadas muestras de afecto en el aula En tres de los cuatro cursos observados se detectaron constantes muestras de afecto entre los alumnos y profesores, sobre todo entre los mismos niños. “Ellos se prestan cosas, se ayudan, uno le va a preguntar al otro: dime cómo lo hago y el otro le dice sin problemas cómo hacerlo. Yo siempre les digo, todos somos uno, todos estamos por la misma causa, aprender. Entonces no podemos ser egoístas y no prestar nuestras cosas” . Es destacable el constante refuerzo positivo que reciben. Son “los niños más geniales y creativos del mundo”, para un docente que manifiesta que “lo más importante en mis clases es entregarles amor a estos niños” porque “necesitan mucho amor y comprensión, elementos que muchas veces no encuentran en sus hogares y familias”. En la clase de lenguaje de 2º básico se apreciaron variadas muestras de afecto entre los mismos alumnos. Se apoyaron constantemente, aplaudiéndose y abrazándose ante el desarrollo de alguna actividad. Un aspecto muy relevante es el constante fomento del respeto entre alumnos que realizan los profesores. Por ejemplo, antes de empezar el diálogo de títeres, la profesora solicitó el máximo de silencio, lo que se hizo realidad durante toda la clase. Más aún, no hubo necesidad de volver a repetir dicha solicitud pues todos los alumnos escucharon con mucha atención a sus compañeros hasta que su participación terminó. En el caso de los 7º básicos, el trato de los docentes también fue afectuoso, sobre todo en la clase de lenguaje, donde se observó un uso intensivo del refuerzo positivo, aunque las muestras de afectividad se observaron más hacia las niñas que los niños. Alumnos disciplinados La conducta es muy disciplinada, tanto así que cuando en los cursos se otorga tiempo para hablar entre compañeros, nunca se transforma en desorden. Una de las explicaciones a este comportamiento es que los alumnos se mantienen muy motivados con las distintas actividades que realizan. En opinión de los profesores, la buena disciplina se produce gracias a su presencia activa en el aula. Los docentes están siempre preocupados de lo que ocurre, se pasean constantemente revisando el trabajo de los niños y niñas y recomiendan realizar actividades de duración no superior a 15 minutos pues “más de eso es inapropiado, los chicos se aburren”. Un buen comienzo de las clases En la mayoría de las clases observadas, los profesores parten con un breve repaso de los contenidos y/o actividades realizadas durante la clase anterior, como una forma de enlazarlos con las actividades a realizar en el momento. Posteriormente, se presentan las tareas y, en algunos casos, los alumnos pueden elegir el orden en que las trabajarán, como por ejemplo, en una clase de matemáticas de 7º básico, la profesora ofreció las opciones y los alumnos reaccionaron positivamente eligiendo una actividad lúdica para comenzar, aspecto muy relevante en las prácticas de esta escuela, pues la incorporación de trabajos de este tipo es algo que claramente motiva a los niños.

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