¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

SEGUNDA PARTE 197 E S C U E L A B Á S I C A R U R A L F - 9 3 1 A G U A D A D E C U E L L O S Á N G E L E S ciudad. Se buscan actividades que refuercen la seguridad en sí mismos, como la locución en la radio escolar, la animación de actos de la escuela y las entrevistas a personas de la comunidad. Como resultado de estos esfuerzos, se afianza en los niños la autoexpectativa de éxito, especialmente en el plano de los estudios pero también en la vida; los alumnos se permiten aspirar a un mayor nivel educacional que sus padres y que la mayoría de los adultos de su comunidad y trabajan duro en función de ello. La mayoría espera, al menos, terminar la enseñanza media con un título de especialidad del liceo técnico, comercial o agrícola. Apoyo de los padres Los apoderados, como ya se mencionó, muestran una gran identificación con la escuela y poseen una buena opinión de la dirección del colegio y del equipo de profesoras. Por su bajo nivel educacional, los padres no están en condiciones de apoyar al alumno en la realización de tareas y trabajos, pero sí cooperan velando porque el niño los haga por sí mismo. Contribuyen al logro de una buena disciplina al respaldar la autoridad de la profesora, y a la continuidad del aprendizaje, al cuidar la asistencia de los niños. Por último, aportan al mejoramiento de las condiciones materiales en las cuales se desenvuelven profesores y alumnos, por ejemplo, haciéndose cargo de la mantención del camino de acceso, pintando las salas de clases, cortando el pasto en las canchas y cooperando en la realización de actos escolares.

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