¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

SEGUNDA PARTE 181 E S C U E L A A M E L I A V I A L D E C O N C H A G - 1 2 2 P E R A L I L L O , H UA L A Ñ É Prácticas pedagógicas en el aula El equipo docente hace uso de la autonomía otorgada por la dirección, define sus estrategias y decide cómo realizar sus labores. Como han participado en la gestación y comparten los objetivos del PEI de la escuela, saben hacia donde dirigir sus prácticas: trabajo activo y creativo de todos los alumnos y estímulos para que se vayan superando. Los “ alumnos integrados se atienden todos los días, cuando los niños con problemas aprenden a leer, se les hace una fiesta” . Se trabaja con el convencimiento que todos pueden aprender y el que no lo logra es por “ falta de cariño y estímulo”. Se busca por todos los medios que el niño aprenda, complete su educación y le saque el mayor provecho posible. Las clases observadas en 2º y 7º básico evidenciaron un trato respetuoso, dialogante, sin amenazas ni gritos, sin descalificaciones, etiquetamientos ni preferencias. El trabajo docente se articula a base de guías y a la elaboración de los niños, de manera dinámica, clara, estimulante, con interpelación frecuente del profesor al alumno y presentaciones de los estudiantes. En la sala imperó la disciplina y el respeto hacia el profesor y entre compañeros, hubo atención y concentración en la actividad, facilidad para seguir las reglas e instrucciones. Los profesores, casi siempre paseando por la sala, revisan el trabajo de los niños respondiendo preguntas, recordando la tarea, apoyando a quienes tienen mayores dificultades y, si es necesario, llamando a terminar la tarea. En todas las actividades observadas, en ambos niveles, estuvo presente el factor creatividad y propuesta de los alumnos, quienes debían generar un producto propio. “Las clases son entretenidas, uno aprende, son divertidas”, señalan. Las relaciones entre alumnos y profesores son cercanas, se fomenta el respeto, la cooperación, se rescatan las cualidades de cada niño o niña. Se puede ver que la importancia del desarrollo afectivo y social de los alumnos no está solo en el discurso de los docentes sino muy presente en el aula. Respecto al apoyo didáctico y manejo grupal, las clases se mostraron creativas y estimulantes de la capacidad de expresión y comunicación. A modo de ejemplo, se relata la clase de matemáticas para 2º básico realizada en el vivero, un repaso de sumas y restas. Antes de trasladar el curso al vivero, la profesora dividió a los alumnos en vendedores, compradores y un banquero. Repartió billetes simulados y dio instrucciones para que cada niño llevara su cuaderno y un lápiz para anotar sus operaciones. Los alumnos se veían entusiasmados y con muchas ganas de realizar la actividad. El gran premio era ser banquero. Al llegar al vivero, los niños tomaron posición y comenzó el trabajo: “vendo palos de agua y gomeros”, “le vendo flores caserita”. Al volver a la sala cada grupo debió revisar lo que hizo y anotar el balance de sus cuentas en la pizarra. Existe un buen uso del lenguaje por parte de los docentes, quienes responden a las peticiones de los niños y favorecen un espacio de aprendizaje enriquecedor, escuchan activamente a los alumnos dándoles tiempo para que se comuniquen, formulan preguntas abiertas y, en general, favorecen el que los niños describan, comparen, asocien o infieran. Se pudo apreciar una reciprocidad reforzadora entre lo que hace el profesor y las conductas de los alumnos. En general, los estudiantes siguen con facilidad y soltura las demandas del profesor, sean normativas o de aprendizaje; se nota un trato respetuoso en relación al profesor y, entre ellos, responden activamente a las preguntas y motivaciones de los docentes, se entusiasman. Los alumnos se disciplinan y apoyan entre sí a través de instrucciones y explicaciones en un tono amable. Cabe destacar que, por la actitud y comportamiento de los niños, se devela una comprensión interna de que lo que están haciendo es muy importante. “La buena disciplina se logra con el trato, no hay descalificaciones, ya nos conocen la forma de trabajo…somos exigentes en disciplina, eso es fundamental, pero si yo fuera alumno lo pasaría bien aquí…los niños no se quieren ir de la escuela” , dicen los profesores.

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