Mejoramiento escolar en acción

206 Es casi materia del sentido común la importancia del trabajo en las aulas para la generación de aprendizajes en los estudiantes. Los participantes de las mesas de discusión hacen eco de ello poniendo en relieve las dificultades que observan o vivencian en las metodologías para enseñar y aprender. Este nudo es abordado en cuatro de los artículos presentes en este texto. Las experiencias exitosas del profe- sor José Cuturrufo y de la profesora Claudia del Sol retratan la importancia que los estudiantes en escuelas de desempeño difícil cuenten con profesores agenciados, involucrado en la atención a las diferencias y en una constante innovación. Tam- bién señalan la necesidad de apoyo en los aspectos metodológicos y de contenido en la práctica docente, así como la importancia de validar el conocimiento produ- cido en los establecimientos como legítimo aporte al mejoramiento. Masami Isoda (en este volumen) rescata la experiencia japonesa en el estudio de clases como una fuente de producción de conocimiento que interactúa con el currículo y lo me- jora. Esta es sin duda una experiencia que da luces sobre la dirección que podría generar una agenda de investigación colaborativa. Los participantes también destacan el papel insatisfactorio que han ju- gado las universidades en la formación inicial de los docentes. Christine Sleeter (en este volumen) nos alerta sobre las consecuencias de una formación inicial de profesores que no logre entregar herramientas y desarrollar en los futuros pro- fesores la creencia en ellos como pedagogos capaces de transformar las oportu- nidades de los estudiantes y sus comunidades. En las voces de estos participantes encontramos ejemplos de pedagogías “desagenciadas”, de docentes que creen que su trabajo no tendrá impacto en beneficiar a sus estudiantes debido a su contexto social. Otra línea de investigación es la asociatividad para la formación inicial de docentes estructurada para mejorar simultáneamente la formación ini- cial y las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes del sistema escolar. Muchos de los temas que emergen desde las mesas han sido abordados en los distintos capítulos que compila este libro. También los desafíos están a la vista, aunque hay uno que es más urgente y está antes que todos: el desarrollo de una agenda auténticamente conjunta con los actores educativos. Habiendo identi- ficado ya ciertos puntos de interés común, seguir avanzando y hacer realidad esta idea se transforma en un nuevo desafío que se suma al anterior, e implica conciliar, negociar y tender puentes entre las culturas de las escuelas y la universidad. Implica, también, pensar estructuras en ambos espacios que sostengan esta colaboración. La asociatividad entre la universidad y los centros escolares para la investigación educacional

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