Ecos de la Revolución Pingüina: avances, debates y silencios en la reforma educacional

P ABLO R UIZ -T AGLE 32 organiza el sistema educacional chileno, y proponer alternativas de reforma. El mencionado documento “Reformas al Sistema Educacional Chileno” (Correa y Ruiz-Tagle, 2006) es fruto de dicho análisis. En aquel trabajo, que se concluyó en agosto del año 2006, se revisó la legislación y los principales documentos sobre la educación chilena y se for- mularon diversas propuestas de reforma. Copia del mismo se envió en su oportunidad al Ministro y Subsecretario de Educación de la época, al Consejo Asesor Presidencial en materia educacional a los miembros de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados y del Senado y a otras autoridades políticas y religiosas relacionadas con el tema, todas las cuales han compartido el criterio de ignorarlo. Muchas de las propuestas que se hicieron en ese do- cumento se han recogido en la nueva legislación y otras todavía permanecen vigentes. A pesar de este olvido oficial, el trabajo concitó algunas referencias públicas y académicas. Entre ellas destacan por su seriedad, las críticas formu- ladas por el académico del Centro de Investigación Avanzada en Educación, Cristián Bellei, respecto de las cuales intentaremos hacernos cargo en estas líneas. También haremos algunas referencias a la Ley General de Educación, la Ley de Aseguramiento de la Calidad de la Educación, la Ley de la Superin- tendencia de Educación y la Ley de Fortalecimiento de la Educación Pública, haciendo presente que estas dos últimas iniciativas legales están todavía pen- dientes. Diagnóstico Si bien, por una parte, la estructura institucional del sistema educacional chileno –que era regulada por la LOCE y hoy por la LGE, la ley de Jornada Escolar Completa, y por otros instrumentos legales– ha posibilitado la expan- sión de la matrícula escolar, al punto que actualmente ésta tiene cobertura universal, por otra no sólo no ha permitido, sino que más bien ha impedido asegurar la calidad de la educación. De allí que los sujetos más directamente involucrados en el proceso educativo hayan insistido una y otra vez en el problema. El Colegio de Profesores ha entregado desde hace años diagnósti- cos muy negativos respecto a la calidad educacional, y luego se han sumado los estudiantes secundarios, quienes han instalado en la discusión pública la gravedad de este problema, cuya solución se ha vuelto impostergable. Adi- cionalmente, los informes de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) sobre la educación chilena concluyen que los esfuerzos que han realizado los gobiernos aportando recursos, infraestructu- ra, programas de modernización educacional, etc., tendrán poco efecto real

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