Cuerpos de la memoria: sobre los monumentos a Schneider y Allende

77 Cada sociedad, para cimentarse, se dota de una fórmula de divulgación simbólica de los preceptos e ideales en los cuales se funda. Estos necesariamente deben hacerse carne entre sus habitantes para asegurar la pervivencia del orden social y así dar cumplimiento a una ineludible promesa de eternidad que augure la continuidad y estabilidad inherente a cualquier organización humana. Son en esos modelos de representación del mundo donde se ven plasmados una jerarquía de valores que pretende asentarse para determinar las relaciones entre los sujetos. Y en la observación de dichos modelos es posible identificar la postulación del ideario social que ha de ser reproducido por los componentes de esa colectividad; así, la construcción simbólica del héroe tendría como objetivo ejercer el control estratégico sobre las masas, permitiendo espantar la permanente amenaza a la continuidad del orden social, posibilitando a su vez pensar en un futuro cimentado en el pasado. Dentro de esta lógica, los prohombres se constituyen en iconos destinados a ser ejemplo y luz que reafirma el sistema político. Y a su vez, son sus representaciones las que describen los modelos imperantes en determinado momento histórico, ahora plasmados en aquellas formas que proyectan al futuro los anhelos presentes. Las bases de los monumentos Luis Montes Rojas “ El monumento es la consecuencia de la preocupación de toda administración política por mantener puntos poderosos de estabilidad, lugares exactos que representan lo que no transcurre, lo que está a salvo del tiempo ”. Manuel Delgado, Memoria y lugar.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=