Archivo: diálogos iniciales

111 Gonzalo Cáceres Quiero que lo que se suele coleccionar son las expresiones locales de los poderes predominantes. Por lo tanto, los archivos de ciudad suelen desinteresarse por los habitantes ordinarios y sobrerepresentan a los conspicuos. El municipio, en el caso que la ciudad esté contenida en una sola unidad administrativa, suele ser el pilar de un Museo y del Archivo. No es raro que las actas del Consejo Municipal o los oficios de las autoridades urbanas, sean piezas cauteladas con llamativa preocupación. ¿Puede el Museo de la Ciudad convertirse en algo más que una suerte de notario obsecuente? Aunque la respuesta es sí, es necesario recordar que los Museos de Ciudad, dado que están orientados a narrar el progreso edilicio, suelen anestesiarnos del conflicto urbano en cualquiera de sus expresiones. Como se dijo antes, los conflictos, pero también los procesos urbanos suelen ser desafiliados del guión, exiliados del escaparate y vaporizados del díptico. Con todo, y pese a la veta conservadora que los museos generalmente exudan, su existencia no está condenada a un pasar tradicionalista. Alternativamente, ¿podemos imaginar a los Museos menos dependientes de sus colecciones permanentes? A riesgo de desnaturalizarlos, algunos establecimientos están orientándose en otras direcciones. De ser posible, alterar su derrotero y preferir, por ejemplo, una trepidante política de exhibiciones, es una opción que visibilizaría la diversidad que la ciudad siempre anida. De cumplirse tal aserto, entonces: ¿vamos al Museo? Imagen: Pág. 108 | http://www.museudamare.org.br/ , Exposición T empo do Medo.

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