Poéticas de la intemperie

99 Algunas memorias dispersas VII 1. Pero, a la intemperie de la barra, el testimonio reduce su acción testimonial a un tiempo y espacio los que la mundanidad del mundo ha sido “puesta en penumbras”, suspendida. Humberto Giannini ; “La Reflexión Cotidiana” Y el Bar es lo que va quedando, lo que ya da las espaldas a la ciudad, o es un lugar al que la ciudad le da la espalda. ¿Cómo poder hilar en una página, si es que eso valiera la pena, la brutalidad de distancia entre la silla vieja llena de mundo, y que ella es en sí un Mundo frente a los no-lugares de la circulación expedita, el consumo y la ficción del progreso y el poder? Una silueta que apoya los codos en el charco de la mesa, quien ya no tiene pudor de la soledad de beber sólo porque ya no tiene más alternativa que beber comenzando al atardecer En una mesa los charcos son charcos para mirar el cielo. Hablar solo, hablar sin entender, entenderse, cruzarse en un espacio de comunión que protege la intimidad de los suyos. Limbo suspendido en el tiempo tal como un eriazo pero lleno de humanidad. Todo el universo transformado en las pocas tablas de una mesa y lo que se alcance a atisbar desde ahí cuando es estrictamente necesario levantar la vista. Los ventanales debieran estar siempre empañados de igual forma como se vuelven brumosos N.del E. Las fotografías de las páginas 98 y 99 corresponden al proyecto “Cuatro Esquinas” de Marcelo Pérez

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=