Poéticas de la intemperie

13 Pequeñas tensiones iniciales Cualquier proceso de obra que asuma la calle como problema o soporte, supuestamente necesita inscribirse en alguna trama de sentido del llamado Arte Público, o en su defecto Arte y Espacio público, campo desde hace rato además poblándose de una ingente bibliografía que por cierto aún es escasa respecto de experiencias a nivel local y donde algunas de las existentes son limitadas o dirigidas muchas por intereses de inscripción académica o en algún circuito circunstancial que le valide, por lo mismo me atrevo a decir sesgadas respecto de la creciente actividad que se está desarrollando actualmente en la calle. Un libro, como cualquier otro llamado “producto” en el campo del arte necesita inscribirse en un campo para ser referenciado, y la mejor forma de hacerlo es sumare a la fila de comentarios y juicios probados que abundan en torno a obras y procesos de arte en el espacio público, o el llamado arte urbano. Actualmente un libro está obligado a sumarse a dialogar en la fila de los clichés y denominaciones instituidas o en vías de serlo, que repetimos a veces demasiado mecánicamente y sin repensarlas a la luz multiforme de la experiencia: nociones como flaneur, deriva situacionista, andares estéticos, site especific, arte relacional, activismo, street art, community based art, etc., son solo algunas que aparecen constantemente disputando un lugar en el discurso artístico-universitario. En general, hace un tiempo se trata de textos o declaraciones en red que básicamente dialogan con bibliografías que refieren a obras o conceptos que a su vez divagan en una endogamia teórico historicista sin calle. Algo así como el conocimiento del llamado espacio público visto desde la ventanilla de un automóvil, a modo de un pequeño espectáculo significado luego de avizorar un momento la periferia lejana desde alguna avenida “expres” que siempre baja desde lo alto de la ciudad, o aparentemente al contario, de quien ya no puede levantar la cabeza de la I