Escuelas de Arte, Campo Universitario y Formación Artística

18 simulando una espontaneidad irrepetible, en definitiva reconstruyendo los modos de decir a través del artificio. Es en este estado alterado donde surgió la necesidad de re-visar los modos de enseñanza y formación artística nacional. Nuestras ambiciones respecto a las artes visuales no son solo la concreción de su exportabilidad, ni sus puestas en valor expositivo, sino más bien en relación con lo más profundo de nuestras aspiraciones culturales, las cuales no siempre están en sintonía con lo que la comunidad entiende, considera y consume como arte. Así, llegamos a contar dieciséis escuelas de arte que concluían en una Licenciatura en la especialidad al año 2011, lo que va más allá de todo asombro. La contradicción que existe en la relación artista/habitante de un territorio político, social y culturalmente disociado como el nuestro, evidencia la puesta en realidad de nuestras ambiciones culturales bajo la sombra de una herencia colonial, que unida a la estrategia subalterna del uso y abuso de lo contemporáneo, no deja de mirar hacia el centro, hacia ese núcleo virreinal perdido y nunca territorialmente representado. El arte, su representación, la construcción de imaginarios, donde se encuentra latente el pensamiento crítico, es el deseo perdido; aquí se fundamenta la cantidad nada despreciable de escuelas de arte existentes, a lo que se suma la cantidad no menor de alumnos, luego de egresados y posteriormente de titulados. Cada aspiración universitaria, tanto privada como pública, da cuenta del objetivo no logrado, siempre observando lo ajeno, aquellas construcciones imaginarias foráneas que acreditan historia, patrimonio, memoria, en definitiva un relato de representación cultural, una noción de nación. En este espacio inestable se articularon los encuentros nacionales de escuelas de arte, (Pabellón 83, Lota Alto, 2010, y Centro Patrimonial Recoleta Dominica el año 2011), pensados como espacios donde se manifestara una mirada crítica a nuestras certezas, programas y planes académicos, dándonos la oportunidad de analizar el origen y fundamento de nuestras actancias, gestiones y reacciones académicas; de discutir por qué consideramos que la formación de artistas se debe encontrar al interior de la universidad, o por qué debe tener este carácter profesionalizante. Todos asuntos que nos llevan a problematizar nuestros hábitos culturales. El Primer Encuentro Nacional de Escuelas de Arte, Lota 2010 propuso un programa metodológico de análisis desde la formación académica y tuvo como objetivo inicial concluir en un diagnóstico del área y de la disciplina de las artes visuales nacionales. Los dieciséis directores de las escuelas formadoras de Encuentros de escuelas de arte o una plataforma de debate en construcción

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=