Cambio climático y desastres naturales : acciones claves para enfrentar las catástrofes en Chile

163 de investigación. El papel de nuestros académicos e investigadores debe ser potenciado, privilegiando su conexión con los centros e instancias internacionales de mayor prestigio y trayectoria. Lo mis- mo ocurre con la formación profesional en materias forestales, del que hoy un conjunto variado y valioso de Universidades toman de- bida nota. La viabilidad y fortalecimiento de la actividad forestal, en toda su dimensión productiva, en su capacidad exportadora, sus efectos agregados sectoriales y sus impactos en los territorios de los que forman parte, son todos desafíos país de gran importancia. 4. Las situaciones de alerta, los protocolos sobre proce- dimientos y la optimización de la acción público privada frente a los desastres previsibles. El aprestamiento frente a las Emergencias y Desastres constituye una urgencia a ser trabajada con detalle, buscando las cuestiones esencia- les, los roles de cada cual, una sinergia substantiva entre los actores, una buena información hacia la población, óptimas redes de comu- nicación y un papel relevante de los medios de comunicación. Sólo la colaboración eficiente del conjunto de los actores asegura que el país avance en la dirección adecuada. La práctica muestra esperanzado- ras experiencias, pero aún es necesario superar algunas insuficiencias. La información confiable, pormenorizada, oportuna y en red es ab- solutamente fundamental para prevenir y remediar situaciones de emergencia para que ellas no deriven a eventos catastróficos. La con- fiabilidad de dicha información es vital. Se trata de compartir entre todos los actores claves esa información, ojalá bien expresada enMa- pas deRiesgos y que permitan construir escenarios críticos probables. En los instrumentos deOrdenamientoTerritorial “el lenguaje de los mapas” es vital. Se pueden superponer las zonas de riesgo con la in- fraestructura vial, la localización de los centros de servicios vitales, la red de transporte y comunicación y los centros poblados más signi- ficativos. Esto requiere trabajar dinámicamente con la información disponible y mejorable en el tiempo. Particular importancia tiene el exhaustivo registro de desastres anteriores. Ello es fundamental, por ejemplo, en el caso de las inundaciones en una ciudad, donde es clave dejar registrado con precisión los efectos destructivos mayores. Los sucesos catastróficos deben dar lugar a zonas de riesgo en el plano regulador con las consiguientes restricciones al poblamiento, al desarrollo habitacional y a distintas formas de desarrollo produc- tivo. Ello debe hacerse a breve plazo de ocurrido un desastre, que es cuando el registro y la información territorial está disponible, y existe una “sensibilidad ambiente” favorable a las restricciones evi- dentes en el plano regulador. De no llevarse a cabo con prontitud, conspira con lamás elemental de las planificaciones territoriales. Lo anterior es fundamental para la “respuesta temprana”. Muchas veces un incendio forestal diagnosticado con precisión y oportunidad es lo que evita su propagación. Es más, en la respues- ta temprana está la clave de su combate. Es cierto que, en varias ocasiones críticas, se debe enfrentar simultáneamente focos de in- cendios en propagación e implica ir optando hacia dónde dirigir las capacidades de extinción y las fuerzas de tareas. De eso se trata la capacidad de gestión general de los megaincendios forestales. De alertas tempranas podemos derivar hacia “Alertas amarillas” para las situaciones que se van agravando y que requieren movi- lizaciones superiores de recursos. Todo ello debe establecerse en protocolos simples, precisos y expeditos, conocidos por todos los actores y que suponen anticiparse adecuadamente a situaciones que van asumiendo complejas evoluciones en el tiempo. “Cada cual en su lugar de Combate” es la consigna fundamental en- torno a la que se debe ordenar la responsabilidad institucional del

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