La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

53 de agua precario, con una ducha al aire libre que solucionó mu- chos problemas al lado de los WC de emergencia instalados. Allí hicimos un “mono” en la tierra aún caliente, un profesional de Arauco nos dice que podríamos traer agua del rio Maule y que incluso cedernos derechos a esa agua. Se abre una esperanza, la señora Patricia mira desconfiada, pero hay un hilo de fe en su mirada. Llegan los expertos de la DOH y en quince días tene- mos los fundamentos de un proyecto que incluye trazado, que requiere irse por los terrenos de Arauco y empalmar al camino, que requerimos más plantas elevadoras por lo extenso del tra- zado y las cotas deben verlas los expertos. ¿Cuánto se demora el diseño de un proyecto? les pregunto; entre año a año y me- dio es la respuesta inmediata. Les explico que las soluciones en las catástrofes trasforman los años en meses, pero que debe ser hecho fundadamente. Asumo el compromiso que el diseño lo harán los ingenieros de la DOH, será “el trabajo de sus vidas” y que yo me encargo del financiamiento y de tener el proyecto en 90 días. A los 90 días tenemos el proyecto, sus especificaciones técnicas y las empresas invitadas para la licitación acotada que nos permite la nueva situación jurídica. Doña Patricia mira con una desconfianza aprendida en décadas, que ellas hablaron y se hicieron algunas mejoras menores, que se les prometió un pro- yecto alguna vez y que éste está en “lista de espera en la regional, o en la nacional”. Como acordamos desde la primera vez que nos juntamos; “trabajaríamos para tener Agua”. Un compro- miso pactado al calor del fuego no totalmente extinguido. En su desesperación doña Patricia me dijo que ahora quien le paga- ría y sacó su “listado de cobro”, sin saber que esas maravillosas paginas ordenadas nos permitieron saber “quién es quién” en Santa Olga. En junio, proyecto en mano, ya teníamos financia- miento y habíamos iniciado con el Embajador Tarud el apoyo de 5 millones de dólares de Qatar. Uno de esos días la Ministra Saball propone lo de la “mesa Social”. Ya teníamos una coordinación con los servicios regio- nales en Talca, donde por Santa Olga y las zonas más afec- tadas funcionamos en buena coordinación. “Una mesa eco- nómico-productiva” y “una mesa urbano-habitacional”, que operaron en las tres regiones. Viernes en Santiago, con todos los organismos públicos intervinientes. Eso ocurría en las ofici- nas de la Subsecretaría en el MOP y “muchos de los informan- tes lo recuerdan”, había que llegar con minuta, que Samuel Garrido las resumía en un informe semanal. La Presidenta y el Ministro del Interior la tenían “en el día”. Todos los lunes reunión con los cooperantes privados que fueron claves desde la primera hora. Algún martes a Rancagua y de allí a la costa de Cardenal Caro con la misma lógica y organización, para terminar de noche hacia Talca, Constitución, otras comunas afectadas y Santa Olga miércoles y jueves sin límite, para lue- go ir a Bío-Bío, a veces viernes y a veces sábado. Fue sin duda relevante cuando a fines de abril se nos liberó de O’Higgins y a fines de mayo el Bío-Bío. Un trabajo burocrático de Coordi- nación sin precedentes, un trabajo con las empresas privadas y entidades cooperantes de primer nivel. Diagnóstico y solución “de una”, que hace “uno” y que hace el “otro”. Y resumen de recursos requeridos, “no se olviden que es primer semestre y podemos reasignar”. La confianza se va construyendo en el trabajo, también en el burocrático, donde profesionales que debieran trabajar coordi- nados no se conocían. Se fue constituyendo una buena diná- mica de grupos. Una vez que hay proyectos precisos, hay que ver como “bajar los recursos”, quién dirige en la región, como acordamos con los municipios y, como apuramos los diseños. La Reconstrucción fue asumiendo esta nueva red pública, donde

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