La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

43 b) Asegurar oportunamente los recursos públicos de inver- sión y funcionamiento elemental, y que estos siempre sean “los menores posibles”, considerando que en febrero siempre se está en condiciones de hacer reasignación pre- supuestaria, y que este esfuerzo extraordinario requería estar en línea permanente con la DIPRES. Esto duplicó desde el inicio una coordinación semanal fina con todas las agencias públicas. c) Proyectar y hacerlo en asociación genuina, práctica y con- creta en proyectos innovativos con los privados, para lo que habrá que reforzar la corriente de confianza y los lo- gros obtenidos en el Combate al Fuego. Esta cooperación también tuvo siempre una mecánica de revisión semanal. Ello implicó una graduación y secuencia para el trabajo en las tres regiones que, de acuerdo al orden de extinción y la gravedad constatada de áreas comprometidas en O’Higgins, Bío-Bío y el Maule. En esta última región, con énfasis en la re- construcción de la Nueva Santa Olga. Y el plazo fue riguroso, antes del 21 de mayo se debía tener completada la rehabilita- ción y la recuperación productiva y laboral debía existir total claridad y sobre los proyectos específicos de reconstrucción por territorios, ministeriales y la aportación privada. Particular re- levancia tendría allí la incorporación del conjunto de lecciones forestales productivas, de las nuevas normas de prevención, los equipamientos y las nuevas y reforzadas brigadas para la temporada siguiente de incendios. Hacia mediados de abril la situación estaba básicamente resuelta en O’Higgins donde la conducción del Intendente Silva y el General Núñez fueron claves, con la dificultad adicional de localidades siniestradas bastante alejadas y con población dispersa, pero se logran con- cluir las viviendas de emergencia con un gran apoyo de Techo y otras organizaciones de apoyo privado y una coordinación fina con la ONEMI, lo que se logró a la primera semana de abril en tiempo record. Es por de pronto, la primera región en tener un programa preventivo para la temporada siguiente que contempló la mantención de cortafuegos, el aprestamiento de los aeródromos y lugares de estacionamiento de helicópteros y dotaciones de aviones pequeños y medianos de combate y coordinación fina con las empresas forestales. La situación del Bío-Bío, con el Intendente Díaz y el Contraalmirante Marcelo Gómez, mostro rápidamente la gran vitalidad del equipo mi- nisterial y de los servicios regionales, lo que permitió la rehabi- litación y recuperación productiva y laboral antes de fines de abril. Un trabajo acucioso de catastro permitió; identificar las actividades productivas y el empleo en riesgo y la batería orga- nizada de instrumentos y servicios públicos permitió la norma- lidad laboral y productiva a fines de abril. En las 11 comunas particularmente siniestradas se diseñó acciones y proyectos específicos con cada Municipio. Resolver alrededor de 800 viviendas de emergencia requeridas supuso un gran esfuerzo entre Techo, empresas de construcción y forestales y la acción diligente de la ONEMI, que nos posibilitó llegar ajustadamen- te con la tarea al 21 de mayo. Todo ello permitió concentrarse desde mayo en el Maule y principalmente en la Nueva Santa Olga. También a mayo, en la ruralidad más extensa y dispersa del Maule, se resolvió la cuestión de las viviendas de emergen- cia con los habituales apoyos de Techo, de Desafío Levantemos Chile y de otras entidades privadas y la ONEMI. También se actuó con pronta eficacia en los apoyos a las actividades productivas siniestradas y los subsidios a la mano de obra, de modo que las estadísticas de actividad productiva y empleo no se vieron muy resentidas en los nuevos cultivos.

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