La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

29 esos meses llegó a todos los productores pequeños y medianos que habían sufrido pérdida total en sus predios y especialmen- te con los pequeños aserraderos. Una gran experiencia es la de pequeñas recolectoras de hongos especialmente en Empedrado, donde un centenar de ellas recibieron distintos subsidios para esos durísimos meses, y que están ahora en vías de constituir una cooperativa productiva que ya consiguió mejores precios y que tomando la experiencia del Bío-Bío la replicó. Para muchos mini propietarios a los que no llegaba la CORFO ni Sercotec, llegó el FOSIS con ayuda de sus programas de emprendimiento. La CORFO apoyando a los medianos y Sercotec a los de menor tamaño permitieron cubrir en ese tiempo la actividad producti- va y laboral, porque se contó con el Ministerio del Trabajo y el Sence para capacitación, emprendimiento y subsidios laborales. En tres meses los impactos productivos y laborales fueron amai- nados con una batería de programas públicos de acción inme- diata. Muchas de esas iniciativas se diseñaron en los “containers oficinas” en Santa Olga, para las comunas del propio Maule y en las comunas afectadas de O’Higgins y el Bío-Bío. El sector privado forestal está presente con fuerza como en todo el tiempo de emergencia y rehabilitación. Facilidades laborales, capacitación, nuevos empleos temporales, acceso a determinados insumos y una gran acción coordinada a través de CORMA para que las grandes empresas comiencen una ayuda sistemática hacia los medianos y pequeños propietarios forestales. Análisis de los daños, catastro de alternativas de replantación de acuerdo a los daños y la vocación del suelo, apoyos en redes de comercialización, ayuda en las plantacio- nes y disposición plena de los viveros de las grandes forestales. Una corriente de apoyo solidario bien entendido. Del mismo modo comienza el proceso de obtener lecciones de lo ocurrido. Nuevas normas de distanciamiento de las plantaciones con los asentamientos humanos, distintas densidades de plantación, caminos y sendas interiores, torres de vigilancia, sistemas de información en línea, empresas coordinadas entre sí y con la CONAF y ONEMI. Otro mundo de actividades en cada re- gión, con diferentes agrupaciones de propietarios forestales de- finiendo las bases del “nuevo desarrollo forestal” y la verdadera “prevención frente a megaincendios”. Cada cual en su lugar para asegurar que un incendio se apague lo más pronto de de- clarado en el punto y momento adecuado, evitando así su ex- pansión. Como maximizar la capacitación y el aprestamiento de las brigadas terrestres, como coordinar sus desplazamientos, como operar las próximas emergencias con “mapas en tiempo real” de las zonas afectadas con un monitor transmitiendo en el lugar. Toda la ciencia posible, pública y privada junta, para que la próxima temporada no sea con megaincendios. La his- toria mostrará después que en enero y febrero del año 2018, hubo intensidades climáticas de altísima complejidad como en la temporada anterior y se quemaron hectáreas equivalentes a la décima parte. Aprendizaje con resultado a la vista. Gran reconocimiento merece el esfuerzo de haber materiali- zado aproximadamente 1.000 viviendas transitorias en las dis- tintas localidades rurales de las tres regiones, lo que implicó un esfuerzo coordinado principalmente con Techo y la ONEMI. Esta tarea de llegar “a la punta del cerro”, construir habitual- mente con la propia familia afectada, muchas veces acampan- do en el propio lugar es extraordinaria. Ello implicaba mover materiales de construcción e iniciar la obra, habitualmente unos cuatro días para un buen equipo de unas cinco perso- nas, incluida la familia. La mayoría de las veces este esfuerzo era en un paraje totalmente arrasado por el fuego en que esta

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