La tormenta de fuego y la Nueva Santa Olga

27 poblamiento forestal futuro. Que había que hacer algo cualita- tivamente mejor a lo que teníamos y que el esfuerzo de enfren- tar la Tormenta de Fuego de modo cooperativo entre lo públi- co, lo privado y lo social, se podía ampliar a la reconstrucción en ciernes. Mientras tanto, las familias optarían a un subsidio de residencia temporal en Constitución o en alguna localidad cercana. Ello se unió a un subsidio por enseres perdidos por familia, lo que complementó una primera ayuda indispensable pública. Que se haya cancelado en el mes de febrero fue otra “proeza administrativa”, pero se consiguió. Cuando se le presentó el “mono” (Seccional urbano preliminar), versión popular del seccional diseñado en febrero y sancionado y suscrito por todos los dirigentes, sabíamos que tendríamos un camino estratégico común, difícil y complejo, pero camino al fin. No sólo se trataba de haber salvado la vida, se trataba de llegar a mejores estándares y de vivir en una Nueva Santa Olga. Dos decisiones adicionales se efectúan allí y la primera es substancial y referida al sector privado. Se comprometieron los privados a invertir en la Nueva Santa Olga y comenzaron las primeras negociaciones con Arauco, la CMPC, la CGE, Sacyr, Colbún, Antofagasta Minerals, etc. Había una disposición clara a colaborar, la misma que habíamos percibido durante los me- gaincendios y que se veía en el apoyo clave de Techo y Desafío Levantemos Chile, que tanto se habían comprometido levan- tando viviendas transitorias en todas las regiones afectadas.

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