Arte contemporáneo en Chile : cuaderno pedagígico

22 Arte contemporáneo en Chile La principal lección que se puede extraer del fenómeno de la representación, desde el punto de vista de la educación, es posiblemente que el proceso de la enseñanza no puede proporcionar representaciones absolutas de la verdad. (Efland, Freedman y Stuhr, 2003, p. 83) Una cuestión clave, desde una visión crítica de la didáctica, es que no hay conocimiento significativo cuando no podemos discutir, contrarrestar y reelaborar el material presentado como verídico. Apreciar solo la definición quieta, la norma inmóvil, la costumbre invisible, vestidas de verdad continua, nos da un mapa seguro con horas y calendarios, pero dice poco sobre los caminos, sus inestables riberas y accidentes. Investigación situada, proyecto performático y evaluación relacional son tres conceptos que conforman la estructura de la educación artística interdisciplinaria. Constituyen piezas flexibles cuya velocidad está dirigida por un trabajo de experimentación en que el arte se reúne con otras disciplinas y usa las tecnologías actuales como mediaciones. La investigación situada hace referencia a una demanda de saber localizada en un sitio específico, marcada por un tiempo singular y protagonizado por un colectivo. Analizar la violencia de género mediante el arte, por ejemplo, contribuye a identificar las posiciones políticas y subjetivas de una comunidad educativa y permite el debate sobre las soluciones probables para mejorar la convivencia. El proyecto performático es la combinación de saberes que participan de la construcción del conocimiento, en cuanto este es lógico discursivo y metafórico expresivo. Diseñar esculturas parlantes que describen, con diversos textos, conflictos de la sociedad actual es un ejemplo del papel del diseño en la configuración de un cruce entre historia, arte y matemáticas, instituyendo una voz formada por poemas, axiomas y sentencias. La evaluación relacional es la meditación colectiva del proceso y el resultado, valorando –sobre todo– las prácticas de aprendizaje colaborativo gestadas para cumplir los objetivos. Aquí, sobre todo aparece una asamblea pedagógica en la que el diálogo de los diversos semblantes de un trabajo se considera y valora, no siendo el resultado el único destino importante, sino la fábrica entera. Desde 1993, cuando Elliot Eisner propuso pensar entrecruzamientos más directos entre investigación y creación artística, se vienen desarrollando un sinnúmero de propuestas sobre el tema. La diversificación de orientaciones y figuras de acción es amplia, pero no significa que todas logren instalarse desde el punto de vista epistémico y procedimental. En rigor, las tres dimensiones investigativas que han logrado reconocimiento y un campo de acción contextos sociopolíticos; incorporar los saberes no formales; respetar las diferencias de raza, género y religión; cuestionar las normas curriculares que niegan la historia local y biográfica; resistir la violencia sistémica mediante una enseñanza de la solidaridad y la esperanza. Su representante más destacado es Paulo Freire, quien sostiene que el acto de educar consiste en permitir a la curiosidad intervenir los contenidos programados, abriendo el saber a la posibilidad de hacer preguntas sobre cuestiones que no están en el currículum. El pedagogo brasilero afirma que el educador es un artista (2000), pues su tarea no es transferir conocimiento, sino producir las oportunidades de construirlo e insertarlo –dialógicamente– en las vidas de los y las estudiantes. El arte y la educación no reproducen la realidad, le dan sentido.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=