Prácticas pedagógicas en la diversidad: III Coloquio de Danza y Educación

120 presente tanto para el intérprete como para la audiencia; donde se parte del juego para imitar/aprender/descubrir y luego reflexionar sobre lo ocurrido o lo descubierto. Y el espa - cio escénico, cualquiera que se plantee, es re - lacional y vinculante. Después de las funciones se nos han acerca - do padres comentándonos que sus hijos no se atrevían a trepar los juegos en una plaza, y acá lo hacían felices y superando sus mie - dos. También una madre, después de ver En Bañador tres veces, nos contó que su hijo que aborrecía el agua ahora se baña y juega feliz. Algunos se levantan al otro día imitando los pasos que vieron, cantando las canciones o imitando sonidos que escucharon. También nos han contado que varios niños luego de ver las obras comienzan a soltar mayor can - tidad de sonidos que antes de verlas, incluso un niño como de seis años en Visviri, que no hablaba hace un año, luego de ver “Floresta” volvió a hablar con sus pares y profesores. Por ahora ha sido una opción no utilizar texto dentro de las obras, así estimulamos el len - guaje y la creatividad a través de la onomato - peya. Para los más pequeños ayudará a traba - jar la musculatura necesaria para comenzar a hablar, para los que ya hablaban les permitirá desplegar su creatividad ya que no se estable - cen realidades cerradas a través del lenguaje hablado. El mundo del niño pasa por el cuerpo y su relación de este con el entorno. El del adulto también, solo que se bloquea, olvida o delimi - ta conceptualmente. Manejar el cuerpo no es solo bailar, es “manejarse” , es innegable que bailar ayuda a fortalecer la percepción corpo - ral, espacial y relacional, lo que ayuda a tener una mejor autopercepción, por lo tanto un mejor “manejo” general en la vida.

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