Gobernanza y protección de derechos civiles y políticos en contexto de Pandemia COVID-19

entre el terror y la incertidumbre; la confianza en los otros y en las institu- ciones y sus representantes se lesionó de una manera profunda, más aún cuando el poder judicial, la única institución de poder que no fue disuelta, fue incapaz de frenar las arbitrariedades de la dictadura, impidiendo así salvar vidas de la tortura y la muerte a manos de integrantes de las FF. AA. y Carabineros. Las esperanzas de revertir en algo esta desconfianza hacia las institucio- nes y autoridades renacieron durante el proceso de transición que siguió al plebiscito de 1988, depositándose especialmente en la alianza de par- tidos y movimientos que lucharon por el retorno de la democracia que fi- nalmente llegaron al gobierno en 1990. Esa confianza de la sociedad civil en recuperar libertades que le fueron conculcadas en el periodo anterior, así como la esperanza de ver modificado un sistema económico que los había hundido en la pobreza en el período dictatorial, se fue perdiendo con los años ante los amarres de la transición, siendo leída como una falta de voluntad política de quienes la llevaron adelante. Si bien la situa- ción económica mejoró durante este periodo logrando sacar a amplios sectores de la pobreza, se incrementó la desigualdad en el país a costa de un gran endeudamiento, configurando la instalación de una descon- fianza en los políticos manifestada en la pérdida de credibilidad en los representantes elegidos. Los informes del PNUD (2020) fueron los primeros en alertar sobre el avance de la desconfianza, la degradación de la imagen de los políticos, la desigualdad y los riesgos que estos factores significan para la democra- cia. Un primer indicio de la desafección política entre los chilenos se hizo evidente en 1997 con la abstención electoral, sin embargo, y de manera bastante temprana ya en 1995 se había iniciado el proceso de pérdida de confianza. La intromisión entre poderes que se dio en tiempos de dictadura reapa- reció en la democracia evidenciando la falta de autonomía entre partidos políticos de cualquier ideología y el poder económico a partir del finan- ciamiento de las campañas parlamentarias. A ello se agregaron prácticas partidarias cada vez más alejadas de las bases y negociaciones cupulares a puertas cerradas (a las cuales se denominó “la cocina”), dentro en un contexto en que la brecha de desigualdad entre los grupos socioeconómi- cos más pudientes y los más pobres se fue acrecentando de forma para- lela a la frustración frente a las promesas incumplidas de la democracia. .61. POSITION PAPER N°2 LORETO REBOLLEDO Directora del Instituto de Comunicación e Imagen.

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