Calidad de vida académica y COVID 19 : una perspectiva de género

9 CALIDAD DE VIDA ACADÉMICA Y COVID 19. UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO Lelikelen | n° 2 quieran presencia física, por herramientas en línea. Esta transformación forzosa a las tecnologías a distancia im- plicó un proceso de adaptación y capacitación para toda la comunidad universitaria en un período muy breve a fin de dar continuidad a los procesos de gestión, formación e investigación, incluyendo –en muchos casos– el apoyo a estudiantes por medio de chips, tablets u otros, para que pudieran participar en sus clases. Por su parte, académicas y académicos, funcionarios y funcionarias no académicos, así como estudiantes, han debido transformar su casa en oficina y el aula en un es - pacio virtual sin cuerpos presentes. El concepto de tele- trabajo, entendido como la organización del trabajo sin la presencia física en él o la trabajadora en las dependen- cias de la institución, posibilitado por uso de dispositivos tecnológicos, comienza rápidamente a ser desplazado por el concepto de trabajo/teletrabajo en condiciones de confinamiento, lo que releva un contexto psicosocial de alcances desconocidos hasta ahora en términos de su impacto material y subjetivo. Aunque ambos tengan una desigual expresión, dependiendo de las diferentes condi- ciones de vulnerabilización y precarización, la situación de las académicas mujeres en este contexto empeoró la ya existente. En Latinoamérica y Chile se visibiliza crudamente la ma- triz de desigualdad social prevaleciente, cuyos ejes es- tructurantes son la pertenencia a distintos estratos so- cioeconómicos o clases sociales, el género, la etapa del ciclo de vida, la condición étnico-racial y el territorio, a lo que se suman otros factores como la condición de dis- capacidad, el estatus migratorio o la situación de calle (CEPAL, 2020). El mismo organismo estima que la tasa de pobreza podría aumentar hasta 4,4 puntos porcentuales y la de pobreza extrema, 2,6 puntos porcentuales con res- pecto al 2019. Esto implica que la pobreza alcanzaría en- tonces al 34,7% de la población latinoamericana (214,7 millones de personas) y la pobreza extrema, al 13% (83,4 millones de personas), (2020).

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