La vivienda urbana en Chile durante la época hispana (Zona Central)

DESARROLLOHISTORICO-URBANO DE RANCAGUA Al igual que en el caso de San Felipe, la actual ciudad de Rancagua debe su origen al empeño desplegado por el notable gobernador don José Antonio Manso de Velasco, quien supo poner en marcha de forma definitiva un vasto programa fundacional de nuevas villas, cumpliendo así con las reiteradas instruccionesy Cédulas Reales emanadas con ese objeto de Esparia desde principios del siglo XVIII. Con dicha política urbana se propendía poner fin a la desproporcionada ruralización que presenta– ba el territorio de la Capitanía General del Reino de Chile, lo cual iba en desmedro de un modo de vida social y político acorde a los intereses económicos y de buen gobierno perseguidos por la Corona en sus dominios de ultramar. El acta mediante la cual se oficializó la funda– ción del nuevo poblado a las márgenes del río Cachapoal esdel 5 deOctubre de 1743, separándole , por lo tanto, tres ai'los del nacimiento de la villa del valle de Aconcagua y correspondiendo a la séptima fundación entre las nueve que Manso de Velasco llevó a cabo bajo su presidencia entre los años 1737 y 1745. El nombre elegido para designar la naciente población fue el de "Santa Cruz de Triana", el cual recuerda a un barrio de la ciudad de Sevilla debido, quizás, a que el funcionario comisionado por el gobernador para llevar adelante la fundación, el Dr don Martín de Jáuregui y Ollo, Fiscal de la Real Audiencia, era natural de aquella importante ciudad española. Sin embargo , con el tiempo perdurará la nominación Rancagua, españolización del toponimio "Rancahue" (lugar de carrizales o escorzonera). Esta era la voz con que los habitantes originales del territorio denominaban desde antes de la irrupción de los españoles en el siglo XVI el lugar elegido para la instalación del poblado. Ello demuestra la antigua data de la ocupación del área en cuestión. De hecho, la existencia de una importante población prehispánica en el valle del Cachapoal dio origren a una de las sesenta "encomiendas de indios" con que don Pedro de Valdivia, en 1541 , favoreció a sus más cercanos y leales colaboradores. En este caso el agraciado fue don Francisco de Aguirre, a quien correspondieron unos mil indios, marcando el inicio efectivo de la influencia y dominio administrativo español en el área. Posteriormente. las tierras conquistadas por los españoles fueron progresivamente cedidas a nuevos propietarios mediante la asignación de "mer– cedes de tierra", proceso que se acentuó una vez ocurrida la ruina de las siete ciudades del sur al finalizar el siglo XVI. Este fenómeno fue el origen, avanzado el siglo, de las grandes haciendas y la propagación de las formas de vida rural a lo largo y ancho del llamado valle central. Uno de los primeros espat'loles en obtener título de propiedad en el valle del Cachapoal fue don Alonso de Córdoba el Mozo y de Oyala de Mer1o. en el año 1579. Heredó, además, en segunda vida, una encomienda de indios en el valle de Rancagua que el Gobernador Rodrigo de Quiroga había concedido a su padre, así como el obraje de panos que este último había establecido en aquel lugar. La concesión de encomiendas de indios y mercedes de tierra en los inicios de la ocupación hispana del valle de Cachapoal serán en definitiva el sedimento que, transcurridos los siglos, generarán las condiciones necesarias para el posterior surgimiento de la Villa de Santa Cruz de Triana, otorgando, asimismo, la singularidad que cada caso necesariamente adquiere dentro del panorama re– lativamente homogéneo del proceso fundacional del siglo XVIII. La necesidad de evangelizar y mantener la fe de la población indígena encomendada, en cumpli– miento con la obligación contraída con el papado por parte de la corona española e incorporada a los fundamentos de la institución de la encomienda, dio origen en 1580 a la "Doctrina de Rancagua", entorno a cuya actividad parroquial se consolidó la existencia del pueblo de indios. Dicho poblado contó pronta– mente con una autoridad civil competente encargada de su buen funcionamiento, representada en la per– sona del "Administrador de Pueblos de Indios" de– signado acontarde 1607. Posteriormente, a fines del siglo XVII , debido al importante aumento de la po– blación hispana en la región a través de nuevas concesiones o particiones de tierras, a la vez que por contrapartida declinaba rápidamente la población indígena con el consiguiente debilitamiento de sus estructuras sociales , surgió la designación de una nueva autoridad civil que reemplazó a la anterior, el 153

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