Sueño de amor : historia de una película en los albores del cine sonoro latinoamericano

52 Notas Libertad Lamarque (1908 - 2000) fue una de las principales estrellas de la canción en Argentina, expandiendo su fama a otros países vecinos. Incursionó en el cine en “¡Tango!” (1933), primera película sonora realizada en ese país, y grandes éxitos como “Ayúdame a vivir” (1936) y “Besos brujos” (1938), pero en el peak de su carrera se exilia en México tras el ascenso al gobierno de Juan Domingo Perón y las diver- sas hostilidades que sufrió en este periodo. En México se consagra como una de las grandes actrices del cine Latinoamericano, trabajando incluso con Luis Buñuel en “Gran Casino” (1947), alcanzando más de 70 roles para cine y televisión. Ninón Sevilla (1929 - 2015), cubana de nacimiento, fue una de las iniciadoras del subgéne- ro del “cine de rumberas”, esto es, películas articuladas en torno al baile caribeño y afroamericano, filmando más de cuarenta películas. Hilda Sour (1915 - 2003), originaria de Rancagua, participó en la primera película sonora chilena “Norte y sur” (Jorge Délano, 1934), y filmó en Argentina con importantes directores como Luis César Amadori o y Carlos Borcosque. Fue además cantante y actriz de teatro. Se denomina como talkies hispanoparlantes, a las primeras películas sonoras producidas por la gran industria norteamericana, pero dirigidas específicamente a los públicos de habla hispana. Se realizaron principalmente en estudios de Hollywood y Joinville, y convocaron a artistas de toda la región. Si bien tuvieron una vida breve que abarca desde 1929 a 1933, su impacto aún no ha sido suficientemente estudiado, aún cuando permitió acercar a numerosos cineastas y actores a un tipo de trabajo profesional e industrial. Antonio Moreno (1887 - 1967), cuyo nombre real era Antonio Garrido Monteagudo Moreno, llegaría a los Estados Unidos en 1902 aproximadamente. En 1913 ya figuraba como actor de cine, interpretando roles de “galán latino” a la par del italiano Rodolfo Valentino. Trabajó junto a grandes actrices como Pearl White, Greta Garbo, Clara Bow, entre otras. Como actor participó en más de 150 producciones, y como director realizó cuatro películas. Aparentemente su declive en ambos campos se da con la llegada del cine sonoro. La figura de la muerte y la sepultura, como metáfora del retorno del sujeto popular a la tierra, es un motivo reiterado en el cine latinoamericano. En “El Húsar de la muerte” (Pedro Sienna, 1925), el guerrillero popular es asesinado a traición, y luego enterrado por sus leales. En “Ukamau” (Jorge Sanjines, 1966), la violación y asesinato de una campesina se da en medio de un descampado desierto, invisible frente al occidental. “Santa” fue restaurada por José Romay para la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México en el año 2003. 1 2 3 4 5

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