Sueño de amor : historia de una película en los albores del cine sonoro latinoamericano

18 José Bohr y Claudio Arrau: El rodaje de “Sueño de Amor” El año 1935 es uno de los más fructíferos del naciente cine sonoro mexicano, estrenándose 22 largometrajes argumentales, entre ellos verdaderos clásicos como la anteriormente citada “¡Vámonos con Pancho Villa!”. También se estrena la eisensteniana “El tesoro de Pancho Villa” (Arcady Boytler, 1935), igualmente basada en motivos de la revolución. “Luponini de Chicago” (José Bohr, 1935), será un latini- zado film noir , mientras que “El primo Basilio” (Carlos de Nájera, 1935), estará ba- sada en la novela del luso Eça de Queirós 11 . Alex Phillips y Gabriel Figueroa se con- solidan como los principales referentes en la representación visual de esta nueva etapa del cine mexicano, el cual está caracterizada por la diversidad de temas y la incipiente internacionalización de obras producidas con estándares técnicos de primer nivel. Hacia 1932, José Bohr llega aMéxico procedente deGuatemala, itinerario de una ex- tensagiraque realizaba su compañíade teatrode revista 12 . Bohr se había constituído en un verdadero pionero del cine al protagonizar en 1929 “Sombras de Gloria” (Andrew L. Stone, 1930), la primera película sonora hispanoparlante, pero además por ser el iniciador del cine en Punta Arenas en 1919, cuando con su socio Antonio Radonich filman noticieros documentales y cortos cómicos inspirados en las pelícu- las norteamericanas. Con un exitoso paso como cantante de tangos en Argentina, Bohr intentó expandir su fama llegando a la “meca” del cine, pero al poco tiempo las talkies hispanoparlantes comienzan a dejar de producirse, obligándolo a abandonar Hollywood y probar suerte con espectáculos revisteriles que recorrían numerosos países. A México llega también su pareja Eva Limiñana, a quien Bohr describe de la siguiente manera: “Pianista condiscípula de Claudio Arrau en el Stern Conservatorium de Berlín, se había radicado en Nueva York, donde, en su concierto del Town Hall, la conocí….” (Bohr, 1976, p. 185) Durante 1933, Bohr se dedica a realizar espectáculos como cantante de tangos en diversas radioemisoras y espectáculos en vivo, principalmente en Ciudad de México, sin abandonar las obras de revista, con lo cual rápidamente hará lazos en el medio artístico y, particularmente, cinematográfico. Fue así que a partir de los recursos obtenidos con sus presentaciones, compra equipos de sonido propios y el 14 de diciembre de 1932 inicia el rodaje de su primera película mexicana, “La Sangre Manda” (José Bohr, 1933), con fotografía de Alex Phillips, diálogos de su esposa y las actuaciones del propio Bohr. En esta película continuaría su gusto por lo popular, al realizar un melodrama clásico:

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