El sexto continente : filmación en la Antártica chilena 1916-1973

43 “Transforma la geografía que recorre en el principal sujeto de sus imágenes, cuestión que se refleja en la gran cantidad de tomas de paisajes fotografiados con las más diversas técnicas y formatos. En esta búsqueda, sus viajes por diversos países latinoamericanos de la región andina se constituyen en un suceso fotográfico de proyección documental, pero sobre todo estético. La importancia de su obra es tal, que se puede decir que vuelve a instalar para Chile, de manera persistente, la tradición del género paisajístico en fotografía” (Alvara- do y Möller, 2009, p. 155) Ésta sería una de las razones por la cual Gerstmann se embarca en la segun- da expedición chilena a la Antártica a finales de 1947 a bordo de la fragata Covadonga, contratado por la Armada chilena para hacerse cargo de los registros fotográficos y cinematográficos. En la fragata documenta el viaje pasando por Puerto Gray, Puerto Edén e Isla Wellington, donde registra una comunidad Kawéskar 15 . Posteriormente, en Punta Arenas documenta las conmemoraciones en honor a los expedicionarios, incluyendo marchas militares y un discurso dado por el general Ramón Cañas. Gertsmann también se detiene en la flora patagónica, extrayendo la potencialidad del color que describe una naturaleza rica y desco- nocida. Ya en la Antártica, registra el relevo de la primera dotación de la base Soberanía, así como el proceso de construcción de la base O’Higgins, la cual quedará finalmente habitada por una delegación compuesta por el capitán Hugo Schmidt, los tenientes Carlos Toro Mazote y Jorge Araos, además de los cabos Luis Sura, José Miguel Landeros y Luis Sabaño. Caso aparte merece la instalación de una cruz, donde el escritor Miguel Serrano pronunció un discurso: “¿Será acaso entonces este blanco mundo envuelto aún en el reposo, en el sueño, a donde hoy la mano de un destino invisible nos ha traído, reuniéndonos, para cumplir un fin preciso, que solo el propio destino guarda? ¿Será aquí, en la Antártida, donde renazca la raza de los siglos que hará viva la eterna palabra del Cristo y el reencuentro con el Amado? ¡Ah! ¿Quién lo sabe? Plantemos hoy con mucho amor este símbolo en el lejano mundo que duerme en la plácida luz de los hielos, del silencio, de la soledad y del viento” (Serrano, 22 de febrero de 1948) En el solitario paisaje antártico emergerán los motivos visuales que caracterizan la obra de Gertsmann, dados en el uso del volumen a partir de las nubes, el cuidado trabajo lumínico con el amanecer y atardecer, y la elocuencia del paisaje desde su abismante magnitud:

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