Artistas en la industria: los orígenes del cine sonoro chileno

48 la Copa Davis, siendo luego Director de la Federación de Tenis de Chile. Los her- manos se asocian en el año 1929 para crear la empresa “Page Bros. Company” y desarrollar principalmente la producción de documentales y películas sonoras, co- menzando por el noticiero “Actualidades” de El Mercurio , siendo el primero de ellos el exhibido en agosto de 1929. Entre las películas documentales que componen las “Actualidades” se encontraría “Exposición Internacional de Ferrocarriles, Caminos y Automóviles” (agosto, 1929) o “Revista Militar” (septiembre, 1929). En 1930 estre- nan la que sería la primera película sonora completamente chilena, el cortometraje “Melodías Nocturnas”, que la historiadora Jacqueline Mouesca señala como: “una serie de imágenes donde se registraban los sonidos de la vida nocturna capitalina. Se trataba de un sonido todavía imperfecto, producto de una sincronización con discos” (Mouesca, 2005, p. 48) Se trataba de un trabajo pionero con el sistema Vitaphone que dio paso a la producción de un largometraje argumental, titulado “Canción de Amor”, estrenado el 9 de septiembre de 1930. Para la dirección convocaron al cineasta, actor y dra- maturgo Juan Pérez Berrocal, quien tenía experiencia en la realización de películas durante el periodo silente, y había intentado realizar efectos sonoros en vivo para su película “Canta y no llores corazón” de 1925. Pérez Berrocal recuerda la filmación de esta película de la siguiente manera: “‘Canción de amor’, el primer intento en Chile de cine sonoro por el sistema de discos en los que se grabaron ruidos, música ambiental y cantos que, luego y desde la caseta de proyecciones de los cines se sincronizaba lo grabado con las imágenes (…). “Gustó al público y a la crítica, pero de Santiago no salió. ¿Por qué? Porque Rafael Duque Rodríguez se pleiteó con Eric Page. Existía un contrato en el que figuraba Duque Rodríguez como socio de la Page Bros., por haber aportado su trabajo de actor y la idea del argumento. Pleitearon y la película no siguió exhibiéndose porque se encapricharon los contendientes y se mató con ello la gallina de los huevos de oro” (Pérez Berrocal, 1981, p. 89-91). Existen opiniones encontradas entre historiadores respecto a si “Canción de Amor” se trató o no de una película muda, principalmente fundamentado por el no reco- nocimiento de la técnica de discos sincrónicos como propia de los albores del cine sonoro. Ernesto Muñoz y Darío Burotto, en su “Filmografía del cine chileno” (1998), la describen como “muda” (p. 84), aunque también indican que fue un “intento de cine sonoro, a través de un disco sincronizado” (p. 34). Jacqueline Mouesca y Carlos Orellana, en su libro “Cine y Memoria del Siglo XX” (1998), la señalan como “un film

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