La intuición en la actuación

107 tiempo. La escena cobra vida. “Actuando, si el actor encuentra una manera de conectar con este fuego que arde dentro de su cuerpo, el público puede compartir esta energía. Tenemos que ser como un volcán, capaces de per- mitir que nuestra energía haga erupción en el mundo. Ese fuego interno está relacionado con la presencia del actor.” (Oída, 2016, p.16) En el instante en que el cuerpo del actor/actriz se activa, despierta lo invisible, vincula los puntos dejados en suspenso por lo real a través de los sentidos. Encarna el instante en su imprevisible movimiento: no está fuera del tiempo; es el tiempo. Esta musicalidad perfecta en- tre cuerpo e instante es el movimiento del pensamiento encarnado. El actor/actriz está en el mismo cuerpo cuando la palabra, la frase, el sentido son liberados intuitivamente, en ese movimiento del pensa- miento que no los anticipa ni los bloquea. El actor vacía su cuerpo, abandona las palabras, los códigos, los humores. Deja que la cadena de lenguaje se ponga en movimiento: precisa, imprevisible. Intuitiva. El entrenamiento del actor —como el de un deportista o un acró- bata— debiera mostrar una apertura hacia estas posibilidades que no son otra cosa que un punto de fuga hacia el infinito. La realidad se configura a partir de lo que singular —de aquello que subjetivamente podemos percibir— a partir de la recepción de mensajes emanados de cada elemento, de la disposición de la materia. Ni el profesor, ni el director deberían ser “inseminadores” de ideas, fabricantes de cuer- pos o formas en referencia a su propio cuerpo y mente, sino simple- mente abrir puertas, mostrar caminos, dar el gusto por la exploración y la posibilidad de soñar. De este modo, el actor/actriz avanzará por su propio camino, ampliando las posibilidades de un mundo que ha aprendido a observar, a sentir y a descifrar. El mayor objetivo del training y del entrenamiento de actores y actrices debiera ser la construcción de un cuerpo adecuado para la

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