Optimización del riego en paltos y cítricos

sales provenientes de los mismos fertilizantes. Esto vuelve al sistema ineficiente, provocando que la entrega de agua por los emisores no sea uniforme, comprometiendo el desarrollo del cultivo (Boswell, 1990). Adicionalmente, la durabilidad de los componentes del sistema se ve reducida y el costo de mantenimiento se eleva. Para la correcta selección del tipo y tamaño de filtros se deben considerar los siguientes aspectos: a) Tipo, tamaño y concentración de las partículas en suspensión, determinada por un análisis físico de agua (Cuadro 1). b) Caudal del diseño y pérdida de carga nominal del filtro. Cuadro 1. Caracterización de las partículas en suspensión en el agua de riego. Keller y Bleisner. 1990 Clasificación Diámetro de partículas (mm) (micrones) Arena grano muy grueso 1,00-2,00 1.000-2.000 Arena grano grueso 0,50-1,00 500-1.000 Arena grano medio 0,25-0,50 250-500 Arena grano fino 0,1-0,25 100-250 Arena grano muy fino 0,05-0,1 50-100 Limo 0,002-0,05 2-50 Arcilla 0,002 2 Bacterias 0,0004-0,002 0,4-2 Virus <0,0004 <0,4 1.000 micrones = 1 mm. Caudal de diseño y pérdida de carga nominal del filtro. El filtro requiere de una presión mínima de operación para que circule el agua a través de él y ejerza su función filtrante. La presión de operación requerida dependerá del tipo de filtro y su origen, y varían entre 1 a 2 bar. Por ser un componente que dificulta el paso del agua (singularidad) se genera una pérdida de presión, o también llamada “pérdida de carga nominal”; como norma general se recomienda que ésta no sea superior a los 0,35 bar o 3,5 metros de columna de agua (m.c.a), cuando el filtro está completamente limpio. Al comenzar a operar el riego, los filtros comienzan a acumular partículas; a medida que el filtro se ensucia, el paso del agua se ve dificultado, aumentando la pérdida de carga. Esto provoca que la presión disponible para la operación del resto del sistema, conducción y emisores, disminuya. Esto no es un problema hasta que la pérdida supera un rango máximo que altera el caudal emitido y, por consiguiente, la eficiencia del riego. El valor umbral se considera de 0,5 bar. Una manera práctica para identificar el momento de realizar un limpieza es instalar dos manómetros, uno en la entrada de agua de los filtros (aguas arriba) y otro a la salida (aguas abajo); si la diferencia entre los manómetros es igual o superior al umbral se debe realizar un “lavado” de los filtros (Figura 2).

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