Política de corresponsabilidad social en la conciliación de las responsabilidades familiares y las actividades universitarias

POLÍTICA DE CORRESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA CONCILIACIÓN DE LAS RESPONSABILIDADES FAMILIARES Y LAS ACTIVIDADES UNIVERSITARIAS. 9 A. LA CORRESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL CUIDADO. El cuidado de las personas (adultas mayores, discapacitadas, enfermas, niños y ni- ñas), implica la gestión de bienes y servicios que les permiten “alimentarse, educar- se, estar sanas y vivir en un hábitat propicio… [el cuidado] puede ser desarrollado en la esfera doméstica, dentro de la propia familia, pero también incluye el que se ejerce en la esfera no doméstica, en que operan el Estado, las empresas, los organismos sin fines de lucro y las sociedades.” 1 Si bien se trata de una labor que genera valor para la sociedad en su conjunto y para quienes se benefician directamente de ella, las concepciones culturales con- sideran que la reproducción social es una responsabilidad femenina y no una nece- sidad de las sociedades. Por tanto, las tareas del cuidado se desarrollan demanera gratuita y significan donación de tiempo y energía por parte de las mujeres. En las últimas décadas las profundas transformaciones sociodemográficas ocurridas en el país han cuestionado el tipo tradicional de organización fami- liar. Por una parte, las familias se nuclearizan y diversifican sus estructuras, su tamaño medio disminuye, aumenta la presencia de adultos mayores, se in- crementan los hogares con jefatura femenina. Por otra parte, se produce una masiva incorporación de las mujeres a la educación y al trabajo remunerado 2 , en un contexto de cambios en los sistemas de organización del trabajo caracte- rizados por jornadas más intensas y extensas, horarios no habituales, sistemas de pago variables, entre otros. Todo ello ha ido generando una crisis en los mecanismos tradicionales de concilia- ción entre trabajo y familia. “Hoy las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, pero no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistri- bución de la carga de tareas domésticas” 3 . Frente a esta situación, las políticas públicas han quedado un tanto rezagadas en dar respuestas a las necesidades de las familias, dado que no se ha producido un aumento significativo en la provisión de servicios de cuidados ni se ha logrado re- organizar la vida social para asumir estas tareas. Es por ello que la mayor participación laboral y educacional de las mujeres, si bien tiene un correlato positivo en su desarrollo personal y su autonomía económica, limita su tiempo de descanso y ocio, afecta su salud, deteriora su calidad de vida (1) Carina Lupita . Recibir y brindar cuidados en condiciones de equidad: Desafíos de la protección social y las políticas de empleo enArgentina. Argentina : Ed. Buenos Aires: Oficina del país de laOIT, 2014. (2) La tasa de participación laboral femenina alcanza un 48% al año 2016 (Instituto Nacional de Estadísticas 2015). Lamatrícula demujeres en la educación superior alcanza un52%el año2014 (Mineduc, 2014). (3) Oficina Internacional del Trabajo y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. “Trabajo y Familia: Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social”. OIT, 2009.

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