El gesto pedagógico: reflexiones y orientaciones en torno al núcleo de aprendizaje Corporalidad y Movimiento de las Bases Curriculares de Educación Parvularia

El cuerpo en la educación ha sido un tópico invisibilizado. El abordaje del cuerpo en el currículum de la primera infancia no es una excepción. Desde la organización del espacio en las aulas que se disponen con mesas y sillas impidiendo el libre movimiento del niño, hasta la reducción de la libre expresión corporal a las horas de recreo, el niño y la niña pulsan por percibir, sensorializar y conocer a través del cuerpo, sin que esta intuición sea potenciada, sino más bien reprimida y disciplinada. La planificación de la jornada en la edad preescolar impone una organización que conspira contra los ritmos naturales del niño y de la niña, y que presupone un tiempo de desarrollo uniforme. Las actividades son presentadas, desarrolladas y se dan por terminadas cronometrando el tiempo de realización de estas, sin que se atienda necesariamente la escucha del ritmo y la subjetividad de cada individuo. Los tiempos destinados al recreo otorgan al juego una connotación de “esparcimiento”, momento en el cual las educadoras aprovechan de socializar y de relajarse, descuidando la observación y la valoración de los aprendizajes que allí se desarrollan entre pares. Pareciera que la conducción e instrucción como desarrollo de habilidades son los accesos validados al desarrollo de los saberes, y que los saberes que emanan de la percepción son considerados aprendizajes menores, o de una categoría inclasificable. El desarrollo de la sensibilización de los seis sentidos: vista, olfato, gusto, oído, tacto y movimiento se ve truncado por una educación que potencia la racionalidad, el desarrollo del lenguaje y el pensamiento lógico, híper estimulando la adultez temprana en la infancia. Tiempo y espacio, factores fundamentales del movimiento, se rigidizan y se institucionalizan marginando al niño o la niña de la experiencia sensible de la exploración. La experimentación en el ámbito de la percepción, que en las primeras etapas el bebé desarrolla espontáneamente en el conocimiento del sí mismo y del entorno se va viendo secuestrada por una educación orientada al desempeño. Si reflexionamos en ello, ¿Cómo administra sutiempounaeducadora? ¿Cómoutilizael espacio? ¿Tiene realmente la posibilidad de problematizar la ocupación de ambos aspectos como potencia? ¿Cuáles son las expectativas que se autoimpone? ¿Cuáles son los resultados que la institucionalidad sistémica le exige? 40

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