Kinesiología y discapacidad, perspectiva para una práctica basada en derechos

63 considerando un alto temor al desempleo, lo que provoca que las personas acepten trabajos más precarios (OCDE, 2018). En este sentido, los aportes para mejorar la realidad deben nacer desde la comunidad en general y no solo desde los expertos, a través de una estrategia transdisciplinaria, sistémica, recurrente, horizontal y vinculante. En este sentido, el modelo social es el marco preciso al favorecer el “ejercicio de los derechos humanos y la inclusión plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás” (CEPAL, 2014, pág. 17). Transmutar desde el “¿qué puede hacer?” al “¿qué y cómo lo hará?” En Chile, los avances existentes si bien parecen encaminarse en la línea de la protección de derechos, no aseguran el éxito. En muchos casos porque las visiones y atenciones a las personas con discapacidad no están planteadas desde las necesidades y perspectivas de las mismas. Incluso cuando se habla de disca- pacidad al interior de las aulas universitarias de profesionales de la salud, tal valoración termina realizándose desde los formatos de atención terapéuticos disponibles. Si se considera que una de las principales barreras que enfrentan las personas con discapacidad en su ingreso al trabajo indepen- diente es la actitudinal, la deficiencia es parte de la etiqueta de entrada, por lo que el manejo termina siendo unidireccional. Entonces, ¿cómo hacer el cambio? En definitiva, evitar el abor- daje de la persona con discapacidad como un paciente/usuario al que se evalúa su deficiencia. La valoración de la persona va mucho más allá que lo que puede hacer y cuánto aportará al proceso, sino que habrá que analizar desde un componente mucho más global la participación de esta. En este sentido, la planificación de los ajustes para una persona en particular a la que se le considerarán sus habilidades, deseos, expectativas, etc., deberán ser realizados formando un equipo mancomunado con decisiones intersectadas. “La posibilidad de ser un aporte cierto al desarrollo de nuestro país pasa por la formación de profesionales competentes, reflexivos, tolerantes y con una visión holística de cada ser humano” (Mella &González, 2007, pág. 5). Es interesante observar cómo la percepción de los profesionales, desde su formación en pregrado, está asociada al componente técnico principalmente, y tales percepciones no atienden a la visión global que implica considerar al otro como un ser inte- gral. En el estudio de Mella y González (2007), por ejemplo, se destacó que las profesiones que se asocian a los procesos de rehabilitación (kinesiología, terapia ocupacional y fonoaudiología) no presentan una percepción positiva respeto de la valoración de capacidades y limitaciones, de derechos y de la calificación general de las personas con discapacidad. En este estudio, te- rapia ocupacional presentó los índices significativamente más altos respecto a la valoración de las potencialidades y derechos y ha sido la profesión que, históricamente, se ha encargado de los procesos posteriores a la rehabilitación psicofísica de las personas en situación de discapacidad; sin embargo, esto debe convertirse en una generalidad y dejar su carácter excepcional. Si se considera el aporte que la kinesiología tendría en el ámbito de la inclusión laboral, podrían establecerse métodos de trabajo que promuevan un proceso de forma beneficiosa, no solo para la persona, como sujeto principal del proceso, sino también para el entorno que la recibe como trabajador o trabajadora. La kinesiología entonces, siendo parte de un equipo gestor laboral gracias a sus competencias profesionales, podrá contribuir a la inclusión socio laboral de personas que enfrentan restricciones a su pleno desempeño. Si se toman en cuenta las habilidades de la kinesiología como parte de un trabajo de equipo transdisci- plinario, existirá claridad de la evolución de un trabajador en situación de discapacidad en una tarea específica en el tiempo y se podrá, además, sugerir los cambios pertinentes antes de que puedan existir ciertas dificultades en el funcionamiento. Desde esta perspectiva, los aportes al equipo que un kinesiólogo o una kinesióloga puedan hacer como estudiosos del movimiento, serán oportunos, precisos, contextualizados y atingentes a las necesidades específicas de una persona en particular, enmarca- dos en la función que le corresponda realizar. En este sentido, estos profesionales cuentan con un carácter “predictor” del desarrollo funcional de una persona con discapacidad, en una continua conexión horizontal “equipo profesional/trabajador y trabajadora”. Gestión de la diversidad. Llevar a cabo la gestión de la diversidad bajo la perspectiva del modelo social, implica asociar una nueva mirada que va más allá de considerar la persona desde un aspecto biopsicosocial; es abordar la temática desde una práctica de respeto y valoración de cada persona, en su particularidad específica, sin relevar su deficiencia. Un kinesiólogo o una kinesióloga que lleva a cabo un cambio de paradigma en la aplicación de su técnica y abordaje en la temática de la inclusión laboral, tendrá que responder a algunas cuestiones de relevancia: 1. Equidad: tener la capacidad de reconocer al otro como a sí mismo, bajo la perspectiva de elementos de la realidad particular (funcionamiento) de cada uno. 2.Participación: reconocer al otro como miembro de la socie- dad identificado como tal y que debe contar con espacio de participación, en donde es tomado en cuenta como un sujeto de derechos. 3.Derechos: reconocer el marco normativo que establece una perspectiva de derechos y no discriminación, mediante el cual las personas pueden ejercer su capacidad política y autonomía funcional. 4.Confidencialidad : como profesionales sanitarios, podrán te- ner acceso a diagnósticos médicos orientadores del proceso de salud que vive una persona. Si bien tal diagnóstico, en el caso de existir, puede servir para pronosticar el desarrollo funcional de una persona, no es un dato relevante que otras partes del proceso de inclusión laboral deban conocer. El diagnóstico no es etiqueta.

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