Brian, el nombre de mi país en llamas: cuadernillo de montaje de egreso

29 BRIAN, DE LA CALLE A LAS TABLAS Raúl Riquelme Actor de “Brian, el nombre de mi país en llamas” “Nos hacemos los valientes pero estamos muertos de miedo.” Estos dos versos, que encontré (casi) azarosamente en la página 101 del libro Brian, el nombre de mi país en llamas , creo que resumen gran parte de lo que fue enfrentarse al texto poético a la hora de llevarlo a escena. Me resume a mí y resume a mi generación, esa que nace en los noventa y que para el arresto del dictador en Londres no sabía (o con suerte sabía) abrocharse los zapatos. Soy millenial . Hablo por mi diferencia. Defiendo lo que soy. Y no soy tan raro. Voy a las protestas con zapatillas Nike o Adidas o cualquier-otra-marca-gringa-con-ma- nufactura-china, aprovecho las ofertas navideñas de H&M y después hago una performance por el asesinato del peñi Catrillanca porque me parece justo. Enfrentar la poesía de Diego Ramírez, representó para el grupo, el desafío de reconocernos allí y desde ese lugar -político-ideológico- instalar las reflexiones que nos iban surgiendo. Desafío que, a pesar de ser un egreso, representaba una primera vez para la mayoría: tra- bajar en teatro con un material cuyo origen era ajeno a la disciplina, en este caso, la poesía. Todavía recuerdo la primera lectura por allá por agosto donde nos enamoramos de esos poemas tránsfugos, de sodomía clandestina, de la molotov al paco, de la barricada rabiosa. Bello. Indudablemente nos sentíamos atraídos y representados por

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