Los territorios que habita(re)mos: ¿Qué futuro existe para las zonas de sacrificio?

elimina cualquier otra posibilidad o vía para la población. Ya no es posi- ble el turismo, una ciudad de servicios o la actividad agrícola ya que está todo contaminado. Esta es una dependencia creada ante la cual puede que existan alternativas, pero es dudable que sea el Estado quién las proporcione. Ante este contexto de debilidad institucional que se ve expresada, por ejemplo, en el marco del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), la gente toma la situación en sus propias manos, manifestándo- se ante un contexto que ya no resulta tolerable. Estas manifestaciones resultan primordiales cuando la institucionalidad no logra proteger a la gente; menos cuando no se logran cambios desde arriba, que desde el principio se deberían realizar desde la base. Consiguientemente, la par- ticipación de la gente en las decisiones resulta simbólica: las personas no pueden opinar sobre lo que se va a instalar en su territorio. Es así como la justificación de estos proyectos siempre va por la línea del bienestar y el desarrollo, pero nos encontramos en un Estado de post-política en donde ya no se manifiestan los conflictos, sino que se intenta buscar conceptos en donde todo converge, bajo la idea de que todos estamos a favor del desarrollo, de la superación de la pobreza y del desarrollo económico, objetivos para los cuales se precisa de ener- gía, agua y territorios. Otra falencia es que la aprobación de iniciativas por parte del SEIA se aplica desde una visión muy parcial, en la que los proyectos se ven por separado, sin considerar la imagen provincial, regional o incluso comu- nal, en la que se instalan una inmensidad de otros proyectos sin ver la sinergia que se genera entre éstos. No se consideran de forma correla- cionada para que exista un impacto menor, o se dirija la localización en zonas especiales en donde no intervengan con otras actividades eco- nómicas. Esto, sumado a la falta de información o participación de las comunidades, se desencadena en conflictos. Ahora bien, la situación de las denominadas zonas de sacrificio en un futuro resulta compleja. Los Planes de Recuperación Ambiental y Social (PRAS) no resuelven la crisis ya que no existe el interés de eliminar las industrias o bajar el impacto de estas, sino más bien se propone lograr un consenso entendiendo esto como un mal obligatorio. Se intenta ge- MARÍA CRISTINA FRAGKOU .44. POSITION PAPER N°1 / SERIE DESASTRES SOCIONATURALES Académica del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.

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