Silvicultura en bosques nativos: experiencias en silvicultura y restauración en Chile, Argentina y el oeste de Estados Unidos

246 — Silvicultura en bosques nativos treatments, from unthinned leave islands to areas with variable density thinnings and creation of larger canopy gaps. Different components of stand structure and veg- etation composition responded to restoration thinnings at different time scales or even in different directions. The goal to accelerate the development of all components of late successional forests simultaneously may not be appropriate. Instead, the results suggested that treat- ments are more efficient if foresters set priorities where and when the different vegetation components are most desirable within a stand or landscape. Restoration treat- ments can then be specifically designed to reflect these priorities. Last, the results highlight that the long-term goal of restoring late successional stand structures can- not be achieved in a single entry. Instead, foresters should develop restoration regimes that include plans for multi- ple treatments over time. Key words: restoration thinning, gaps, leave islands, late- successional habitat. Introducción Cuando llegaron los europeos al Noroeste del Pacífico de Estados Unidos había enormes áreas cubiertas con bosques, principalmente dominados por especies de coníferas. Los pueblos nativos de Estados Unidos que vivían en la región utilizaban la madera para distintos utensilios, como arpones, tapetes y canastos, pero carecían de las herramien- tas para explotar grandes árboles y crear productos de ellos. Sin embargo, ellos manejaban los bosques por medio de incendios para, por ejemplo, aumentar cultivos de comida como del arándano siemprever- de ( Vaccinium ovatum ) o del camas ( Camassia qua- mash ) o para mejorar los viajes y la caza (Agee 1993). Los colonos europeos vieron los grandes rodales de árboles como una limitación para el desarrollo de actividades agrícolas y de recreación, pero pronto reconocieron las oportunidades económicas que en- tregaban estos grandes árboles. A partir de 1820, y fomentado por la fiebre del oro en 1894, se desarrolló una industria para obtener ganancias de una canti- dad “inagotable” de madera. Con el paso del tiem- po, la industria se volvió más y más eficiente y cada vez más zonas del paisaje se vieron afectadas por las cosechas. Al principio, la mayor parte del área cosechada se regeneraba naturalmente, a menudo con una composición predominante de coníferas. A partir de 1930, las prácticas de reforestación cambia- ron favoreciendo cada vez más la plantación de pino Oregón ( Pseudotsuga menziesii ) como especie domi- nante. Mejores materiales de reproducción forestal y un uso mayor y eficiente de prácticas de control de malezas que comenzaron en la década de 1960 dieron lugar al paisaje actual de millones de hectá- reas de plantaciones densas y homogéneas de pino Oregón. Típicamente, estas plantaciones se encuen- tran en terrenos de mejor calidad y con facilidades de acceso, mientras que los rodales remanentes de bosques adultos se concentraron en terrenos públi- cos, a mayor altitud o en áreas con acceso limitado (Schwantes 1996, Arnold et al . 2011). A partir de 1970, los científicos y el público ge- neral comenzaron a preocuparse cada vez más acerca de las consecuencias medioambientales de este cambio a gran escala en el paisaje forestal (e.g. Forsman 1975). Estas preocupaciones alcanzaron su nivel más alto cuando la lechuza moteada del norte ( Strix occidentalis caurina ) se incluyó en la ley de espe- cies en peligro de 1990. Al mismo tiempo, agencias federales de manejo comenzaron a discutir acerca de un cambio, pasando del enfoque de producción maderera a un paradigma de manejo de ecosistemas que enfatizara una mezcla de objetivos múltiples en lo económico y ecológico. El conflicto culminó con la creación del Plan Forestal del Noroeste (NFP, por sus siglas en inglés), que tenía como objetivo en- tregar una orientación sobre políticas balanceadas que integren preocupaciones sociales, económicas y ecológicas en un plan de manejo a largo plazo para los terrenos federales (USDA y USDI 1994). Entre otras cosas, el NFP apuntaba a revertir la tendencia de la pérdida del hábitat de bosques adultos y restaurar estructuras de estos bosques en el paisaje forestal. Por consiguiente, incluía suge- rencias para manejar las existentes plantaciones de pino Oregón, de manera que no solo generara in- gresos, sino que también acelerara el desarrollo del hábitat de sucesión tardía. Ya que existía informa- ción limitada acerca de cómo lograr este objetivo, los investigadores realizaron una variedad de estudios a gran escala (figura 13.1; Poage y Anderson 2007).

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