Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

¿Malestar de qué?/ Macarena Orchard — Álvaro Jiménez – 71 ¿Malestar de qué? A propósito de ciertos malentendidos entre malestar social y sufri- miento psíquico en Chile Macarena Orchard Rieiro Álvaro Jiménez Molina Introducción La noción de “malestar” no sólo se ha transformado en una condición de todo diag- nóstico crítico de las sociedades modernas, sino que también aparece como un lugar común en diversos análisis de la sociedad chilena en los últimos años. El uso del término malestar, sin embargo, está atravesado por una gran dispersión conceptual, la cual dificulta el debate y genera muchos malentendidos. Nos preocupa especial- mente la tendencia a superponer, sin mayores distinciones, los niveles “individual” y “social” del malestar. Dicho de otro modo, creemos que es necesario clarificar las relaciones entre lo que podríamos denominar “sufrimiento psíquico” (el cual va desde patologías mentales, como la depresión, hasta fenómenos no necesariamente patológicos, como la ansiedad, el consumo de drogas u otros) y lo que se entiende como “malestar social” (crisis de legitimidad, desconfianza, movilización colectiva, entre otros). En efecto, durante el último tiempo en Chile – tanto en la conversación de los actores sociales, como en el debate sociológico –, el discurso del malestar ha comen- zado a adoptar el lenguaje de la salud mental como recurso para establecer un co- rrelato entre experiencias individuales y colectivas. Así, algunos problemas de salud mental – depresión, ansiedad, suicidios, consumo de drogas o uso de psicofármacos – se comprenden como el reflejo de unmalestar social que sólo recientemente habría encontrado un lenguaje social para ser expresado y una movilización colectiva para ser encausado. Este tipo de interpretación se ha visto potenciada por el hecho de que distintos indicadores de malestar social (desconfianza en las instituciones, frustra- ción de expectativas, participación en protestas, por mencionar sólo algunos) han aumentado al mismo tiempo que un cierto incremento en la incidencia o, quizás, en la visibilización de algunos problemas de salud mental. En este escenario, existe una tendencia creciente a establecer, de manera a veces apresurada, una relación de equivalencia , continuidad o superposición entre “malestar social” y “sufrimiento psí- quico”. Pero, ¿se tratan de fenómenos que, legítimamente, puedan ser situados en un mismo nivel de análisis? ¿Existe, acaso, una continuidad efectiva entre malestar social y sufrimiento psíquico? Nuestro objetivo es contribuir a la clarificación de este asunto y, para ello, pri-

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