Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

El individualismo y sus malestares / Alain Ehrenberg – 55 antiguos pacientes, los que ella estaba describiendo no se presentaban con psicosis o trastornos psiquiátricos graves –ellos no eran “enfermos mentales”. Es más, diversas experiencias de trauma parecen haberlos llevado a un estado de sufrimiento crónico, que alterna entre la ansiedad y la desesperación. Situaciones sociales precarias, la exclusión y el desempleo habían producido heridas narcisistas cuyo rasgo principal era una baja de la autoestima y el debilitamiento de la autoconfianza, entre otros. El psiquiatra de Lyon describía cómo “el modelo de estas patologías” se ubicaba en aquello que llamó “la melancolización de las relaciones sociales” 9 . Esta última es una expresión que cualquiera entendería en Francia. Para explicar el sufrimiento mental, un cierto discurso ha llegado a ser amplia- mente aceptado en Francia, uno que habla de un malestar en la sociedad. Este ma- lestar se entiende que deriva del hecho de que los individuos están sobrecargados de responsabilidades y pruebas que no habían sido experimentadas hasta ahora, y que, como resultado, los lazos sociales se están debilitando –un discurso que no es parte de la narrativa americana respecto a sí misma. La prueba de este malestar, se supone, se puede ver en las patologías “sociales” o enfermedades de las relaciones sociales que se están desarrollando en nuestro mun- do moderno. Muchos profesionales de la salud mental están preocupados por lo que ven como el vínculo entre la evolución de los valores y las normas sociales y los problemas psicopatológicos. En este discurso prevalente sobre el sufrimiento psí- quico y la salud mental, hay constantes referencias a la vida en común o comunita- ria, los cambios institucionales y los cambios en las normas, así como al desarrollo asociado de varias enfermedades “sociales” (como la depresión, las adicciones, el estrés postraumático y varios trastornos de conducta). Distintos protagonistas en los negocios y la industria (como organizaciones empresariales, sindicatos, gerentes de recursos humanos, empresas de consultoría) también están preocupados por el tema del estrés y el sufrimiento psíquico en el lugar de trabajo, el cual es visto como el resultado de las nuevas presiones que surgen de modificaciones en las prácticas de gestión. Equipos municipales, también, se mantienen atentos al sufrimiento mental de las poblaciones más pobres y desfavorecidas, de las mujeres y las minorías, los que también son vistos a la luz de estos últimos conceptos de sufrimiento psicosocial, es decir, un sufrimiento psicológico que es esencialmente social en su origen. A partir de la década de 1980, pero especialmente desde los ‘90, comienzan a surgir frases sombrías en los escritos de muchos psicoanalistas, sociólogos y filósofos. Comienzan a hablar de “nueva economía psíquica”, del aumento de la prevalencia de las personalidades borderline , de “mutaciones antropológicas” o de la “melancoli- clinique au politique (Ramonville Sainte Agne: Eres, 2005), 10. 9 Ibíd, 19.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=