Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

34 – malestar y destinos del malestar Políticas de la desdicha Foucault muestra, con bastante contundencia, la continuidad entre el nacimiento de la salud pública y la medicina contemporánea, existe una antigua desconfianza de parte de la salud pública hacia la clínica y los clínicos. Además de una dañina des- conexión entre los clínicos y los salubristas, existe una oposición solapada bastante absurda y que empobrece a ambos. Son dos cuestiones distintas, sin duda, y tienen que seguir siéndolo. Sin embargo, ya no es posible practicar una clínica que desco- nozca el discurso sanitario, así como no es provechosa una política de salud que no haga de la clínica cotidiana sus ojos y sus oídos. El segundo elemento a destacar (estrechamente vinculado al anterior) es que las garantías de acceso, calidad, oportunidad y protección financiera (el sistema ges) sólo son exigibles para ciertos diagnósticos y para determinados grupos ¿Por qué esto es tan interesante? Por los criterios y por la forma en que se prioriza. Dicho en otras palabras, se discrimina y se presenta esa discriminación como algo inevitable. Pero ¿cuál sería el razonamiento que permitiría decir: “usted es más importante que su mujer para el sistema de salud, por eso a usted le garantizamos una serie de pres- taciones a bajo costo, pero a su mujer no”? Antes de responder esa pregunta hay que hacer un poco de historia y ver qué es- taba pasando en el mundo hace algunas décadas. Luego de un efímero apogeo, en los años ’70, de los movimientos críticos en salud –que podrían incluirse en los llama- dos “enfoques comunitarios” y de “atención primaria”–, surgen movimientos con- trarios que promueven intervenciones focalizadas a través de programas verticales, puesto que sería más “rentable” concentrarse en un grupo de enfermedades. En otras palabras, se abandona aquello suscrito en la Conferencia de Almá Atá 5 sobre “salud para todos en el año 2000”. Hay que recordar que los ’80 eran los años de ascenso de Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos, lo cual, junto a la caída del Muro de Berlín, produce una suerte de limbo histórico, donde el sistema capitalista y la democracia occidental parecían imponerse como la única manera razonable de vivir en sociedad. Pero no sólo Francis Fukuyama pronosticó el fin de la historia. En una exposición realizada el año 2005, el entonces Ministro de Salud, Pedro García, justificaba la Reforma de Salud, asumiendo – entre otros argumentos – que existía en Chile un “consenso social amplio sobre el modelo de desarrollo” 6 . Ahora vemos que éste sólo era consenso para el reducido círculo las 5 Realizada en Kazajistán (en la entonces URSS), entre el 6 y el 12 de septiembre de 1978, la Conferen- cia Internacional sobre Atención Primaria de Salud de Almá Atá fue el evento internacional de política pública en salud más relevante de los años 1970. Fue organizada en conjunto por la OMS/OPS y la UNICEF, y en su síntesis se subrayó, bajo la consigna “salud para todos en el año 2000”, la importan- cia de la atención primaria para mejorar los niveles de salud de los pueblos. 6 La serie de diapositivas que acompañaron la presentación pueden ser consultadas en: https:// www.u-cursos.cl/ingenieria/2005/2/IN609/1/material_docente/bajar?id_material=73098. Al fi- nal de su exposición, García terminaba explicando, del siguiente modo, el éxito del modelo: “Las

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=