Malestar y destinos del malestar: políticas de la desdicha vol. 1

Malestar en Chile, política sanitaria y psicoanálisis / Gonzalo Miranda – 33 La política sanitaria de la Concertación No es claro por qué. Si fue porque había mucho temor de hacerlo mal en materia económica, o porque los préstamos venían con la ideología incluida, o si realmente había una cantidad importante de dirigentes que estaban de acuerdo con el Con- senso de Washington. Pero en los hechos, la Concertación fue la mejor alumna de los organismos internacionales en materia de políticas públicas. Éramos el orgullo de Latinoamérica y el ejemplo a seguir… hasta el año 2011. En ese marco se hicieron las reformas que se hicieron, incluyendo la reforma de salud, y en ese marco hubo, también, reformas que no se hicieron. Lo que se conoce como la “Reforma de Salud” en Chile comienza el año 2000, cuando el presidente Ricardo Lagos crea una comisión de estudios para proponer una transformación del sistema de salud, desde la cual surgen cinco proyectos de ley que se presentan al Congreso Nacional el 2002. En resumen, se propone: (a) una reforma a la estructura del Ministerio de Salud; (b) una modificación al sistema de Isapres 2 (que es, incluso, mucho más tímida de lo que propuso la comisión asesora presidencial del 2011); (c) un sistema de atención garantizada para determinadas patologías (el auge, luego llamado ges, porque se elimina de la sigla la palabra “universal” 3 ), que es lo más difundido de la reforma; (d) una alza de impuestos para financiar el ges; y (e) una ley sobre derechos y deberes del paciente, que luego de una larga (larguísima) tramitación en el Congreso, recién fue aprobada el año 2012. Sería largo entrar en el detalle de cada uno de estos cuerpos legales. Pero hay dos elementos contenidos en la Reforma en los que vale la pena detenerse. Primero, que el rediseño del sistema de salud tiene como antecedente directo los llamados Objetivos Sanitarios para la década; es decir, explícitamente la atención en salud no se organiza en torno a la demanda, sino en torno a las prioridades del Estado. Probablemente eso sea lo más socialista de la Reforma. A este respecto, vale la pena volver a leer la conferencia que da Jacques Lacan en febrero de 1966 en el College de Médicine en la Salpêtrière (que le costó algunos reclamos entre los colegas), y que fue publicada más tarde como “Psicoanálisis y medicina” 4 . En dicha conferencia, Lacan hace una crítica a la biomedicina y al deslizamiento que la salud pública produce en la posición del médico, e insiste en la necesidad de no perder como referencia la demanda del enfermo. Está bien que en la salud pública se den objetivos. Todas las políticas públicas lo hacen. Pero, ¿hasta dónde el acto terapéutico se puede sostener en algo distinto a una demanda de aquel que sufre? Esa es la cuestión. A pesar de que 2 Instituciones de Salud Previsional que operan como administradoras privadas del seguro obligatorio de salud, las cuales cubren a no más del 20% de la población con mayores ingresos. 3 AUGE: Acceso Universal con Garantías Explícitas; GES: Garantías Explícitas en Salud. 4 Jacques Lacan, “Psicoanálisis y medicina”, en Intervenciones y textos, vol 1 (Buenos Aires: Manantial, 1993), 86-99.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=